¡O siglas benditas que ahorran espacio y que hacen de la
lectura un laberinto! Poco a poco se esclarecerán, lo aseguro, aunque no por
ello se ordene el galimatías de ideas económicas que continúan.
Juan A. Morales (JAM) criticó, en días pasados,
en este mismo periódico, el modelo económico social comunitario y productivo
(MESCP). Observó que el modelo que lleva adelante el gobierno del MAS "no
ha recibido atención alguna de economistas extranjeros de prestigio”. Entre sus
críticas destaca la hibridez del MESCP y que éste muta constantemente.
Además, le concede el conservadurismo de la Escuela Austriaca por comprar oro y
mantener el tipo de cambio fijo.
Por sus políticas de expansión del gasto
y de inversión pública -señala JAM- se acerca al keynesianismo sin mayor
embarazo por su heterodoxia frente a los sabios austriacos de la acción humana,
considerada el factor categórico para el funcionamiento del mercado.
Hasta aquí se podría preguntar a JAM si él, o
cualquier otro economista, ha leído algún sesudo artículo publicado en la AER
(American Economic Review) o cualquier revista de prestigio internacional
que resalte lo que no existe: la ortodoxia de algún gobierno, que no sea el de
Singapore.
Ese país vive en una dictadura capitalista
dinástica desde hace más de cuatro décadas. Esa economía es un caso digno
de estudio, no sólo porque exhibe la mayor libertad de mercado, sino porque
–con el uso de diversas técnicas represivas- ha eliminado la oposición política
de manera más exitosa que Pinochet en Chile.
Y hablando de este dictador
latinoamericano, se debe destacar que no fue del todo ortodoxo con la economía
derechista de Friedman al respetar subvenciones para la leche a los niños y
ancianos, políticas de vivienda subvencionada, o en la intervención estatal en
la economía al no privatizar a Codelco (la mayor empresa estatal del cobre). No
dudo que algún economista puede calificarse a sí mismo fiel seguidor de algún
extinto o viviente denotado economista y calificarse a sí mismo como
intelectualmente impoluto.
De seguro que no será alguien que lleva a la
práctica su teoría, porque la práctica, especialmente hoy en día, exige el
mayor de los eclecticismos en cuanto a inspiraciones teóricas. Creo que JAM
ataca al MESPC por el lado equivocado. La política monetaria que ha aplicado
este gobierno es uno de sus mayores éxitos. Se basa en la bolivianización que,
como política estatal, se inició cuando JAM era presidente del BCB y
profundizada por este gobierno, especialmente con el doble y discriminador
encaje bancario, que exige a los bancos crear reservas en el BCB de dos dólares
por cada tres que reciben; mientras a los depósitos en bolivianos sólo
les exige el 12,5%.
Es posible que la bolivianización haya
conducido al callejón sin salida del tipo de cambio fijo. Un callejón que
preserva la estabilidad macroeconómica del país y que tiene el otro gran
sustento de contar con millonarias reservas del dinero del imperio (RIN).
Esperar que un país con escasa manufactura, como Bolivia, pueda competir con
una activa política cambiaria es una ilusión. Otra sería la situación si
Bolivia no tuviera las RIN suficientes como ahora las tiene. Las mismas, desde
enero a octubre, tan sólo cayeron en algo más de 1.000 millones de dólares. Por
supuesto que seguirán cayendo por el lado de la pérdida de valor de las exportaciones,
causa principal de la acumulación de RIN en la década pasada.
Por suerte y por diseño, esta es la
condición que permite a Bolivia pasar el invierno económico que afecta a los
países vecinos y así esperar que la China recupere su vigor y Estados
Unidos crezca con mayor energía para que los precios de las materias primas se
reanimen.
Otra puerta abre ahora el cambiante modelo
MESPC para evitar la caída de las RIN: préstamos chinos y alemanes,
donaciones de este último país y la esperanza (nunca sólida en la teoría
económica) de ser el destino de inversiones de los grandes centros
capitalistas. Si para esto último se hospedaron los jerarcas del Gobierno en un
siete estrellas "bien vale una misa”. La creación de un sector productivo estatal,
un alejamiento sin duda del pensamiento de Mises y Hayek, niega la vigencia del
21060, como lo hacen los bonos o las desacertadas medidas para proteger las
computadoras Quipus. Sin embargo, la eficiencia de las empresas del Estado debe
ser una preocupación de las actuales autoridades económicas por encima de toda
ortodoxia teórica o ideológica.
Por más hibrido que sea, considero que
para alcanzarla se debería recrear el marco regulador con mayor autoridad y
profesionalismo que se alcanzó en la época de la privatización, sólo que en
este momento histórico se debería dirigir a las empresas públicas sean o no
monopólicas. Y ya que habló del 21060, tan bien ponderado por JAM, no
sólo por lo que logró económicamente, sino por lo que alcanzó en los medios académicos
internacionales, no se debe olvidar que fue promulgado para reparar un desastre
económico que puso a la economía boliviana de ejemplo de hiperinflación en
todos los libros de macroeconomía escritos por autores estadounidenses, cuyas
traducciones son parte cardinal del currículo universitario en Bolivia.
Hoy no se puede mostrar a Bolivia desde
esa perspectiva, sino desde aquella que logra bajas tasas de inflación, un
crecimiento del PIB en condiciones internacionales adversas, un respaldo de
millonarias reservas -aunque impregnadas de un fetichismo aurífero- y,
principalmente, de un uso generalizado de la moneda nacional. Aspectos que
pueden no llamar la atención de los académicos internacionales porque no hay
desastres y, por supuesto, son ellos los que pierden. Es el momento de que los
locales enseñen lo que aquí se hace y no esperar que sean ellos los que hablen
de esta economía y sus devaneos híbridos.
Alberto Bonadona
Cossío es economista.
ENTRE LA PUREZA TEORICA DE JAM Y EL ECLACTICISMO DEL MESPC DEL MAS