BANQUEROS IMPERIALISTAS SE LANZAN SOBRE EL TERCER MUNDO

Por:
UKASKY

Publicado el 01/11/2008

Cual buitres en el desierto esperando que sus presas agonicen, la banca internacional sintetizada en el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), se lanzaron a señalar que los países de América Latina estarán fuertemente afectados por la crisis mundial y que ellos están generando recursos de cooperación -entiéndase financiamiento- para capear la tormenta.

Esta clásica estrategia, que viene desde la época de la recesión en los años 30 y que después fuera también aplicada al culminar la segunda guerra mundial y por la cual se aplico el Plan Marshall que endeudo a Alemania y otros países de Europa con mas de 13 mil millones de dólares en beneficio de la banca internacional, ahora busca que los países en desarrollo piquen el anzuelo; aunque se debe relativizar que con el Plan Marshall se permitió la reconstrucción de Europa Occidental, ya que los fondos fueron utilizados en gastos productivos en gran escala (reconstrucción de carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, etc.), así como en la reconversión industrial. EE.UU. hizo ese desembolso para evitar que los partidos comunistas y socialistas, muy fuertes, sobre todo en Francia e Italia, capturen el poder.

Por la experiencia previa América Latina en gran parte del siglo XX recibió fondos de la Banca con controles que eviten que los mismos puedan servir para alcanzar un verdadero desarrollo, sino, por el contrario, para que las empresas estatales sean rifadas y las inversiones estén controladas.

"El BM, la CAF, el BID y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), pusieron a disposición sendos recursos, con el objetivo de ayudar a proteger el crecimiento y el empleo regional" señala la nota del periódico La Razón de Bolivia (14-10-08), remarcando que el BID estaría disponiendo de seis mil millones de dólares, que la CAF estaría poniendo a disposición mil quinientos millones de dólares, la FLAR dos mil setecientos millones de dólares y que el BM esta disponiendo recursos adicionales.

Se desprende de lo anterior que los bancos estarían frotándose las manos para rápidamente endeudar a los países de América Latina y el Caribe y reciclar el esquema de dependencia a sus líneas de políticas de control de nuestras economías.

Sin embargo, nuevas formas de acción están surgiendo en el mundo en desarrollo, tal el caso de la declaración realizada por Brasil, India y Sudáfrica que acusaron a los países ricos de haber provocado una crisis mundial que afectará a su crecimiento y rechazaron que sean los países pobres del planeta quienes deban pagar el supuesto descalabro económico.

Los tres estados desconfiaron de los planes de rescate de la banca de EE.UU. y Europa y denunciaron «la irresponsabilidad de los especuladores que han transformado el mundo en un gigantesco casino al tiempo que nos daban lecciones de cómo gobernar nuestros países».

Sin embargo los buitres no descansan y el FMI señalo que también el África subsahariana será afectado por la crisis financiera pero que conservará un crecimiento del 6,2% en 2009 tras un 5,9% en 2008.

Otros grupos que representan a estos intereses de la banca como el Centro de Estudios del Diálogo Interamericano, de Washington, afirmaron sin empacho que América Latina debe prepararse para la crisis financiera de EE.UU. y que su crecimiento se verá más lento en 2009 por el recorte de las exportaciones, la dificultad para acceder a los mercados financieros internacionales, y la reducción de los ingresos procedentes de las remesas enviadas por los inmigrantes.

Sin duda ante esta situación la declaración contundente del presidente Lula da Silva que llamó a mantener un mayor flujo comercial entre los países emergentes, para hacer crecer sus mercado nacionales y a un encuentro entre sus bancos centrales, se constituye en una respuesta que debe ser consistente por todos los países. Se espera que esta declaración pueda contextualizarse también en un fortalecimiento mayor del Banco Sur y de UNASUR, en forjar un mayor intercambio comercial entre los países de la región y conformar un bloque anti imperalista y que no sirva para que los emergentes y poderosos de la región se coman a los países pequeños.

En Bolivia se espera no caer en el facilismo de los préstamos de la CAF, BID o del BM, cuando el país cuenta con reservas importantes que deben servir para dinamizar su economía y no para salvar a una banca internacional corrupta que esta viendo una oportunidad en esta crisis para salvar su burocracia internacional.