
El
retroceso entre el proyecto de Constitución del MAS, aprobado en
Oruro, en diciembre del 2007, por la Asamblea Constituyente, y el
consensuado por la coalición del oficialismo y los partidos
neoliberales, en el Parlamento Nacional, el 21 de octubre pasado, es
monumental en materia de hidrocarburos.
Los artículos 359 y
362 proyectados en Oruro fueron inspirados por el Decreto de
Nacionalización del primero de mayo de 2006, el que sólo reconocía
contratos de prestación de servicios con privados, de manera que el
control de las reservas por parte del Estado era inobjetable. Tales
preceptos añadían que los acuerdos con las compañías que los
incumplían serían nulos de pleno derecho y que las personas que los
suscribían, a nombre del Estado, serían enjuiciadas por traición a
la Patria.
El Decreto de Nacionalización fue desvirtuado por
los contratos de producción compartida firmados con las compañías,
en octubre de 2006, los que permiten a estas ser dueñas de un
porcentaje de la producción, razón por la que se consideran
propietarias de partes sustanciales de las reservas del país.
La
coalición parlamentaria MAS – neoliberales dejó intactos los
artículos 359 y 362, pero introdujo un artículo transitorio (el
séptimo), en el que, a tiempo de indicar que las concesiones sobre
recursos naturales (lo que incluye gas y petróleo), electricidad,
telecomunicaciones y servicios básicos deberán adecuarse al nuevo
ordenamiento jurídico, añade con sutil mala fe que la migración de
esas concesiones al nuevo régimen constitucional “EN NINGUN CASO
SUPONDRA EL DESCONOCIMIENTO DE DERECHOS ADQUIRIDOS”.
Tales
derechos son, como es obvio, los obtenidos por las petroleras
extranjeras en los contratos de octubre de 2006, de manera que los
enunciados relativos a la nulidad de acuerdos que violen la
Constitución y el enjuiciamiento de sus autores por traición a la
Patria se han convertido en papel mojado, pese a mantenerse en el
nuevo texto.
La frustración por el tema hidrocarburos se suma
al desencanto del país por la legalización de latifundios en manos
de oligarcas, sobre todo en Santa Cruz, Beni y Pando, al advertirse
que la decisión de limitar la extensión de tierras a cinco mil o
diez mil hectáreas (la duda será absuelta en el referéndum de
enero), sólo tendrá validez en el futuro.
El Vicepresidente
Alvaro García Linera, al comentar los retrocesos del nuevo proyecto
con relación al de Oruro, indicó que este último era demasiado
radical y que debía ser limitado en sus alcances. Los encargado de
introducir esos límites en materia petrolera fueron el Ministro
Carlos Romero y el senador Roberto Ruiz, de PODEMOS, el partido
político de Jorge Quiroga.
Ruiz, en su condición de
principal dirigente cívico de Tarija (el año 2004), fue el mas
importante impulsor del Proyecto Pacific LNG, por el que Bolivia
debía exportar gas a EEUU en condiciones “africanas”, lo que
hubiera ocasionado además el rápido agotamiento de sus reservas.
Respaldó también al ex Presidente Carlos Mesa en su decisión de
vender gas a la Argentina al precio subvencionado de 0.98 dólares
por millón de pies cúbicos, en momentos en que Brasil ya pagaba más
de tres dólares por esa cantidad.
García Linera, al conocer
reclamos al nuevo proyecto constitucional, recordó que se ha logrado
un gran avance con el reconocimiento del carácter plurinacional del
país. Tal reconocimiento conlleva, si duda alguna, una importante
reparación histórica a pueblos y culturas originarias, la que, sin
embargo, no debería servir de escudo para continuar con la
expoliación de recursos naturales e incumplidas promesas de
concesión de tierras a conglomerados étnicos, como viene
ocurriendo, con mínimas excepciones, desde la fundación de la
República.