PERÚ Y COLOMBIA DESTRUYERON A LA CAN EN BENEFICIO DE EUROPA Y EEUU

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Publicado el 01/02/2009

El anuncio gubernamental de enjuiciar al Perú por haber puesto en vigencia su Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos porque transgrede principios fundamentales de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) evidencia que este estéril organismo ha llegado a un trágico final, tomando en cuenta que Colombia también firmó su propio TLC que debe ser ratificado por el Congreso norteamericano para su plena vigencia. Las estocadas no paran ahí. El Consejo de Ministros de la Comunidad Europea ha anunciado que negociarán TLC con Perú y Colombia individualmente, descartando hacerlo en bloque con Ecuador y Bolivia.

 

El presidente Evo Morales, al expresar su decepción por la CAN, ha puesto sus esperanzas en la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR), recientemente constituida pero que requiere la aprobación de los parlamentos de cada uno de los países firmantes.

 

 

 ¿Está exenta la UNASUR de los quistes cancerosos que acabaron con la CAN?. 

 

Y es que los presidentes Alan García Pérez (Perú) y Alvaro Uribe Vélez (Colombia), este último recientemente homenajeado por el saliente presidente George Bush de Estados Unidos con la medalla de la "libertad", son los herederos de quienes el venezolano Rufino Blanco Fombona (1874-1944) los caracterizó de la siguiente forma: " ...Estos mediocres localistas fueron, andando el tiempo, los nacionalicidas de la gran patria que nos legó Bolívar. Ellos querían patrias del tamaño de su ambición: patrias microscópicas", cuando se refirió a Francisco de Paula Santander, a José Antonio Páez y a Santiago Mariño.

 

 

 El primero, en su condición de vicepresidente de Cundimarca (actual Colombia), firmó un Tratado de Comercio con Gran Bretaña a cambio de un simple reconocimiento diplomático a la emergente "nación" colombiana en vías de emancipación de España. Cuando Bolívar leyó el tratado firmado, expresó su criterio: "El tratado de amistad y comercio entre Inglaterra y Colombia tiene la igualdad de un peso que tuviera una parte oro y de la otra plomo. Vendidas estas dos cantidades veríamos si eran iguales. La diferencia que resultara, sería la igualdad necesaria que existe entre un fuerte y un débil. Este es el caso...".

 

 

 Así, el recientemente homenajeado Uribe Vélez y su colega García Perez, son los Santander de 1824. Los juicios con los que amenaza nuestro presidente a su colega peruano tendrán valor político en tanto sirvan para que los pueblos de ambos países busquen cambiar el rumbo que atenta permanentemente contra la consolidación de pactos de unidad sudamericana que buscan el desarrollo económico de nuestros países.

 

 

 Mientras un sólo país miembro de UNASUR adopte posiciones como las que los actuales presidentes de Perú y Colombia han tomado en relación a la CAN, aquel tendrá muchas dificultades para consolidarse.

 

 

 La CAN está en sus últimos aleteos. Cuanto más estridente y discutido su deceso, tanto más útil podrá ser para que los pueblos de los países cuyos actuales gobernantes la liquidaron, conozcan el trasfondo de los actos de sus gobernantes y las consecuencias de estos actos para su propia gente. No afecta sólo a ellos. Afecta también a los demás países de la región. Debe preocupar a los impulsores de la UNASUR, porque la reiteración indefinida de esas diferencias de fondo sólo benefician a Estados Unidos y Europa, más aún en vistas de la profunda crisis económica que ha empezado a azotar sus propias economías.

 

 

 La succión será más violenta e implacable.