EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL ALABA A EVO MORALES

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Publicado el 01/03/2009

Casi desapercibido ha pasado el informe del FMI sobre la marcha de la economía boliviana. Hace pocos años era para los gobernantes de turno motivo de ansiedad el conocer la "sentencia" que emitía el organismo, porque o nos cerraba o nos abría las puertas al crédito concesional y condicionante no sólo del FMI, sino, también, del BID, Banco Mundial, CAF y cooperación bilateral.

 

El último informe de evaluación sobre la marcha de la economía nacional evacuado por el FMI, se deshace en elogios al manejo gubernamental. ¡Cómo no!. Este ha seguido al pié de la letra las recomendaciones anteriores, en sentido de mantener vigentes sus recetas empobrecedoras. Ha ponderado la política monetaria, que mantiene como eje central el envío de reservas de divisas al exterior. Ha elogiado el control de la inflación. Este se basa en quitar liquidez y riqueza al sistema económico interno y, convertidos en reservas, enviarlos fuera del país. Que los bolivianos no tengan dinero para gastar. Esa la fórmula para controlar la inflación.

 

Ha felicitado a los bolivianos porque han mejorado sus ingresos por exportación de minerales, gas, petróleo y soya, todos en estado de materias primas.

 

Ha advertido para el futuro riesgos genéricos.

 

Al respecto dice que han aumentado los riesgos que podrían empañar las perspectivas de Bolivia debido al "deterioro del entorno económico mundial". La disminución de los precios de los hidrocarburos, de los minerales y la prevista reducción de remesas del exterior, podrían desacelerar su crecimiento y generar déficit en las cuentas externas y fiscales.

 

El FMI señala la necesidad de aplicar medidas fiscales que permitan reducir el gasto considerado de baja prioridad, para poder mantener el gasto social y realizar reformas estructurales, por ejemplo, en el sistema tributario para disponer mejor el gasto y los recursos. ¡Sigan con el rentismo paralizante! quiere decir.

 

Ante semejante cuadro, ya no es necesario inmiscuirse en la política interna ni condicionar créditos. Poco faltó para que pondere la disposición transitoria octava de la nueva Constitución Política del Estado. Su vigencia y aprobación le ahorra trabajo al FMI. Ya no necesita imponer la "desnacionalización", porque ésta ya se produjo por obra y arte del gobierno y sus opositores, reunidos en magna "comisión clandestina".

 

En suma, estamos una maravilla, pero frente a los embates de la crisis internacional, cuyos efectos se sentirán crudos en esta gestión, se limita a desearnos muy buena suerte.

 

Ni una palabra recomendando acelerar el proceso de industrialización interna ni a tomar medidas precisas que protejan la endeble inversión existente en las poquísimas industrias existentes. Nada de añadir rápidamente valor agregado a la minería. Menos aún al gas y petróleo.

 

Pese a lo anterior, suena refrescante la pública intención de Ecuador y otros países de la región de acelerar los procesos de integración entre países hermanos. Esta es la vía única para hacerle frente a la crisis de la economía real a la que está arrastrando al mundo entero la denominada crisis financiera.

 

Ojalá que el gobierno nacional ponga finalmente en orden YPFB. Que la intervención ordenada a su nuevo titular sea efímera y que éste de paso a un plantel ejecutivo, empezando de un nuevo presidente titular, que emerja de la corporativización empresarial y el respeto a las instancias como el Directorio y el rol de cada gerente. Es otro paso indispensable para prepararnos a enfrentar la crisis. Obviamente, este tema tampoco merece ni una línea en el informe del FMI. El potenciamiento de empresas estratégicas estatales es mala palabra para ellos.

 

Pese a lo anterior, suena refrescante la pública intención de Ecuador y otros países de la región de acelerar los procesos de integración entre países hermanos. Esta es la vía única para hacerle frente a la crisis de la economía real a la que está arrastrando al mundo entero la denominada crisis financiera.

 

Ojalá que el gobierno nacional ponga finalmente en orden YPFB. Que la intervención ordenada a su nuevo titular sea efímera y que éste de paso a un plantel ejecutivo, empezando de un nuevo presidente titular, que emerja de la corporativización empresarial y el respeto a las instancias como el Directorio y el rol de cada gerente. Es otro paso indispensable para prepararnos a enfrentar la crisis. Obviamente, este tema tampoco merece ni una línea en el informe del FMI. El potenciamiento de empresas estratégicas estatales es mala palabra para ellos.