COMENTARIO AL PROLOGO DE LAS OBRAS COMPLETAS DE SERGIO ALMARAZ PAZ

Por:
Leopoldo Markus

Publicado el 01/03/2009

La aparición de las obras completas del desaparecido pensador boliviano
Sergio Almaraz, tienen a un formidable prologuista como es el cro.
Andrés Soliz Rada.

 



El texto de ASR, tiene varios méritos; por un lado define con rigurosa
precisión, cual es la naturaleza del Estado Nacional y expone las
dificultades que tienen los pueblos de la periferia capitalista en su
lucha contra el imperialismo y sus aliados nativos, para poder coronar
su obtención. Esa desigual lucha entre los sectores nacionalistas y
socialistas, contra el poderoso aparato cultural de la dependencia,
montado por las clases dominantes nativas al servicio del imperialismo
extranjero, es la que el argentino Juan José Hernández Arregui denominó,
la lucha por la Formación de la Conciencia Nacional.

La desmitificación del pensamiento colonial, potenciada por los medios
de comunicación y los difusores culturales nativos de ese pensamiento,
supone una lucha sin cuartel contra los propagandistas de izquierda y de
derecha, justificadores del dominio y negadores de la situación de
subordinación y dependencia. No solo concurren en la dominación, el
pensamiento colonizado que se santifica en la exposición universitaria y
la difusión en la prensa del sistema y generalizado por los partidos de
la pequeño-burguesía al servicio del sistema imperial. También se
generaliza dicho pensamiento, por medio de la difusión y ejercicio del
poder del Estado en manos de los sirvientes del imperialismo, destinado
a establecer en la población una suerte de acostumbramiento psicológico
de que es imposible rebelarse y que los deméritos de nuestros ciudadanos
están originados en nuestras propias taras y no en la situación de
dependencia colonial. Frantz Fanon en Los Condenados de la Tierra,
denunció en su momento las acciones del colonialismo francés de
pretender justificar no solo la ocupación militar misma, iniciada en
1830, sino también en el ejercicio de los supuestos “derechos” del
sistema político basado en la libertad, la igualdad y la fraternidad,
emergentes de la Revolución Francesa de 1789 y que haría progresar a las
“atrasadas” masas árabes, “asociadas” forzosamente a la República
francesa. El único inconveniente era que el goce de tales derechos solo
los podían ejercer los ciudadanos franceses de la Francia Metropolitana,
mientras que la totalidad de los árabes argelinos, estaban excluidos de
los mismos, por ser ciudadanos de tercera categoría. En la misma obra,
Fanon –en su condición de psicoanalista-, exhibía el retorcido
pensamiento colonial francés que pretendía justificar el uso sistema de
la tortura física de la gendarmería y el Ejército francés el
nacionalismo argelino, para obtener información de los luchadores contra
la ocupación.

El prólogo establece la dura lucha que tuvo que librar Sergio Almaraz,
en pro de un pensamiento no colonizado, partiendo originalmente del
marxismo, como ideología liberadora del proletariado. Almaraz, según
relata ASR, provenía del estalinismo boliviano y el proceso de las
décadas del 40 y 50 que culminara con la Revolución Boliviana del 9 de
abril de 1952, lo transformó positivamente, haciéndolo romper en 1958
con el PCB, sucesor del nefasto PIR (Partido de la Izquierda
Revolucionaria). Soliz analiza cronológica y sistemáticamente la rigurosa labor que
tuvo Almaraz, precisando las verdaderas causas del sometimiento y el
atraso del pueblo boliviano, generadas “…por la acción conjunta de
clases sociales intermediarias, consorcios internacionales e imperios
mundiales”.
 
En su crítica al pensamiento colonizado y en la lucha contra los
sirvientes del imperialismo, Almaraz especificó la enajenación de los
hidrocarburos y la minería. Al mismo tiempo precisó el dominio de lo
barones del estaño que “..no están en el poder, pero poseen el poder…”.
El análisis de la obra liberadora de Almaraz, por parte de ASR, hace
recordar casi 50 años de la historia boliviana, desde la fratricida
guerra del Chaco, pasando por los gobiernos del Germán Bush y Gualberto
Villaroel, así como la sangrienta contrarrevolución de 1946, la
Revolución del MNR, sus gobiernos –Paz Estensoro, Hernán Siles Suazo,
René Barrientos, etc- y la resolución histórica de nacionalizar las
minas de estaño y la Reforma Agraria en Bolivia. En esa obra gigantesca
e imperecedera, Almaraz antecedió a la Izquierda Nacional, hacia la cual
confluyó, antes de su prematura desaparición. El fresco incluye a los
partidos de la contrarrevolución como los desaparecidos partidos Falange
Socialista Boliviana (FSB) de corte neo fascista, el Liberal y los
representantes de la izquierda cipaya con el dirigente de la COB Juan
Lechín[1] <#_ftn1> a la cabeza, así como cierto tipo de trotskismo pro
imperialista y cuando no, el Partido Comunista Boliviano (PCB),
representante del stalinismo altiplánico. Esa igantesca orquesta, tenía
un director que era el imperialismo yanqui y el primer ejecutante, la
CIA. Dentro de este análisis histórico, Soliz analiza con detalle, el
papel de las FFAA bolivianas, de los gobiernos de ese origen después del
derrocamiento del MNR, encabezado por el claudicante Víctor Paz
Estensoro, la guerrilla del Ché Guevara, etc., etc. Así Almaraz como la
IN, desnudaron las limitaciones y agotamiento del nacionalismo
pequeño-burgués del MNR y el valor histórico de los gobiernos de los
generales Alfredo Ovando Candia y Juan José Torres. En condiciones
inéditas para la Bolivia de la época, dichos oficiales tomaron
decisiones que aún hoy deben valorarse, como la instalación de una
fundición del estaño (20/07/66) y la nacionalización de la Gulf Oil,
poderoso pool imperialista petrolero, el 17 de octubre de 1967,.
Precisamente la acción de la izquierda cipayo y el triste papel de la
guerrilla del Ché, quienes fueron coadyuvantes en el plan de la CIA,
para derrocar a dichos gobiernos nacionalistas de Bolivia, oscurecieron
la importancia histórica de aquellas medidas soberanas.

En el libro “Ocaso de la Revolución Nacional Boliviana”, su autor
Augusto Cuadros Sánchez, según lo menciona ASR, Almaraz criticó a Paz
Estensoro, no por que no hubiese cumplido un programa “socialista”, sino
por incumplir los objetivos nacionalistas de la Revolución Nacional
boliviana. Esa posición de Almaraz, era similar a la adoptada por la
Izquierda Nacional y el FIP[2] <#_ftn2> argentino, en apoyo a los
gobiernos del peronismo, contra la opinión de los partidos, grupos y
subgrupos de la izquierda cipaya particularmente de los grupos
terroristas ERP y Montoneros. Al igual que la guerrilla del Ché, dichos
grupos contribuyeron con su accionar subversivo al derrocamiento del
Gobierno Popular de la Argentina, el 24 de marzo de 1976.

Otro mérito de las líneas de ASR es el vívido recuerdo del origen de la
Izquierda Nacional boliviana, con el Grupo Octubre, que encabezaran el
inolvidable Adolfo Perelman y el propio Soliz. Para quienes tuvimos el
honor de conocer a Adolfo, su recuerdo nos emociona y conmueve. Como
bién lo recuerda Soliz, Adolfo Perelman junto con su hermano Angel, se
integraron desde muy jóvenes a la lucha obrera y socialista en su
Rosario natal, y formaron el núcleo Frente Obrero que aglutinara Aurelio
Narvaja y que apoyó al entonces Cnl. Juan Perón, el 17 de octubre de
1945. El más destacado miembro de Frente Obrero, por aquel entonces, era
un joven polemista Jorge Abelardo Ramos, que con sus obras, Revolución y
Contrarrevolución en la Argentina e Historia de la Nación
Latinoamericana lo que destaca ASR-, contribuyó al esclarecimiento
ideológico y político de varias generaciones de argentinos, entre los
que me cuento. Lamentablemente, los golpes de la reacción (golpe del 24
de marzo de 1976 y caída de la URSS –a manos del estalinismo-), le
hicieron perder la confianza a Ramos en la Revolución Nacional y en el
socialismo y pasó –hablando objetivamente, al campo del imperialismo-.
Pero su capitulación final en el ocaso de su vida, no puede negar los
gigantescos aportes de su obra y los hechos políticos en los que
participó entre 1944 y 1984, particularmente su histórica defensa
política de la recuperación malvinera, el 2 de abril de 1982. La
colaboración entre Almaraz y Perelman, por lo que relata Soliz, fue muy
fructífera, tanto en el plano literario-político en la revista “Clarín
Internacional”, como en la decisión de ambos de llevar adelante el
máximo logro económico de la República de Bolivia, la instalación de la
fundición de estaño, quebrando así el poder de la Rosca y de sus
amanuenses de “izquierda” cipayo, como el nombrado Juan Lechín. Pese al
sabotaje de siniestros personajes de la Rosca, como Simón Patiño y
Mauricio Hotschild, de las campañas de descrédito contra la
revolucionaria medida, armadas por la prensa imperialista y los antiguos
propietarios de las minas de estaño –preocupados por la pérdida del
negocio-, el 9 de enero de 1970, el General Juan José Torres finalmente
inauguró la fundición de estaño, terminando así con una era de sumisión
del pueblo boliviano. El mérito intelectual de aquel histórico hecho,
sin duda alguna, recayó en las personas de Sergio Almaraz y Adolfo
Perelman, lo que honra a uno y a otro; al primero por su nacionalismo
consecuente con el marxismo y al segundo por su vínculos con la
Revolución Nacional Latinoamericana, al unir su origen de la Argentina,
su acción en Bolivia y al pensamiento de León Trotsky, de más cerca del
mundo de color.

En la última parte del prólogo, Soliz destaca las fuentes en las que
abrevó Sergio Almaraz, desde su finísimo conocimiento de la cultura
universal, del marxismo y de los grandes autores europeos del siglo XIX
y XX la como Guy de Maupassant, Emile Zola, Víctor Hugo, junto a la
poderosa vertiente del nacionalismo boliviano de autores como Carlos
Montenegro (Nacionalismo y Coloniaje [3] <#_ftn3>) y Augusto Céspedes
(Sangre de Mestizos). Su vasta cultura, su exacta interpretación de la
Cuestión Nacional en Bolivia y en América Latina, lo llevó a romper en
1958 con el estalinismo boliviano co-responsable del asesinato de
Gualberto Villaroel en 1946, al influjo de la Revolución de 1952.
 
Sin lugar a dudas, la IN de Bolivia, con Sergio Almaraz, tiene a un
poderoso precursor de la IN de Bolivia, junto a Adolfo Perelman y al
mismo Soliz Rada, fueron sus mayores propagandistas de la misma, lo que
honra definitivamente a los tres.


 
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[1] <#_ftnref1> Central Obrera Boliviana (COB), organización
sindical, cuyo principal gremio integrante eran los combativos obreros
mineros. Su representante, Juan Lechín, pese a que se declaraba de
Izquierda Nacional –llegó a fundar un partido de Izquierda Nacional-,
era un hombre corrompido, proclive a los acuerdos con el
imperialismo y a descalificar políticamente a los gobiernos militares
nacionales y antiimperialistas.

[2] <#_ftnref2> FIP, Frente de Izquierda Popular, organización de la
Izquierda Nacional de la Argentina, fundada en 1971, que apoyó el regreso
del Gral. Juan Domingo Perón y apoyó desde la izquierda a los gobiernos
peronistas desde el 25 de mayo de 1973 hasta su derrocamiento el 24 de
marzo de 1976. El FIP apoyó electoralmente la fórmula Perón-Perón en
los comicios del 23 de septiembre de 1973. Dentro de los 7.500.000 de
votos que obtuvo la fórmula, la boleta N° 14 del FIP, aportó 900.000 votos.


[3] <#_ftnref3> Editado por la Editorial Mar Dulce de la Izquierda
Nacional en 1960.