CHINA BUSCA SALIR DE LA TRAMPA

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Publicado el 01/04/2009

Los chinos prestaron 696 mil millones de dólares al Tesoro norteamericano de los más de 2 billones que tienen acumulados como reservas internacionales. La flamante Secretaria de Estado del gobierno norteamericano estuvo hace pocos días entrevistándose con los máximos dirigentes chinos para pedirles que continúen confiando en los títulos del Tesoro de su país, expresándoles garantías verbales de que Estados Unidos cumplirá con honrarlos  a su vencimiento

 

Ayer, en conferencia de prensa, el primer ministro Wen Jiabao se encargó de aclarar que la primera prioridad serán los intereses nacionales de China, que se ha planteado gigantescos programas de estímulo a la demanda interna para mantener en funcionamiento su aparato productivo y evitar el desempleo masivo, que ya afecta a 11 millones de chinos. En segundo término está el apoyo que pueda prestar a los organismos como el FMI para que éste cuente con fondos para apoyar a otros países urgidos de recursos para sobrellevar los golpes financieros. En realidad se motró reacio a incrementar sus aportes a este cuestionado organismo financiero.

 

 

Aclaró Jiabao que tendrán especial cuidado en ayudar a evitar la profundización de la crisis financiera, sólo en la medida en que ésta puede afectar el valor de sus reservas internacionales prestadas a países afectados por dicha crisis. El resto no es su problema. Así de pragmáticas las autoridades, como se ve. En los hechos, han constatado que el valor de sus reservas internacionales depositadas en bancos, organismos y títulos emitidos por Estados corre el riesgo de caer y perderse. Cayeron en la trampa de la especulación financiera. Algo así como que el estafador Maddof se multiplicó y complicó las finanzas chinas.

 

 

Lo que queda claro es que, por hoy, Estados Unidos y Europa dependen de la decisión de China de continuar financiando los déficits de sus respectivos tesoros. Asimismo, queda claro que China quiere disminuir al máximo la pérdida de valor de sus reservas, aunque cuenta con suficientes ahorros disponibles para financiar sus propios programas de recuperación y emergencia. China es menos dependiente que las otras potencias y por ello está a un paso de sacarles acelerada ventaja mientras duren los efectos de la gigantesca estafa bursátil denominada “crisis financiera”. Si al cabo del presente año ese país logra alcanzar el 7 u 8 por ciento de crecimiento de su PIB, como se lo han propuesto sus dirigentes, en base al incremento de su demanda interna alimentada con recursos de sus reservas remanentes (que son gigantescas), la independencia y autosuficiencia que alcanzará será histórica para su pueblo y preocupará al resto de las potencias.

 

 

En Bolivia estamos aún a tiempo de seguir el ejemplo chino inspirado en el más elemental pero escaso de los sentidos, que es el sentido común. El volúmen de nuestras reservas internacionales, si bien es pequeño en comparación con las escalas de la economía china, son relevantes y muy importantes para la escala de la nuestra. China invierte sus reservas en industrias de su propio país a través de los mecanismos bursátiles propios, cuyos reglamentos operativos los controla el Estado. Así, las empresas chinas que requieran recursos para financiar sus operaciones están obligadas a cumplir los requisitos que exigen las Bolsas de Valores de su país.

 

 

Aprovechando la reforma del sistema regulatorio nacional, podría ponerse en vigencia nuevos reglamentos vía decretos supremos que reorienten y fomenten la inversión del ahorro interno en sectores productivos previamente seleccionados como prioritarios: empresas o asociaciones productoras de alimentos, públicas o privadas (seguridad alimentaria y combate a la desnutrición), industrias de cualquier tipo que empleen como fuente de energía el gas natural, industrias que se dediquen a la transformación de minerales en metales o productos con mayor cantidad de procesos dentro del país, emprendimientos que fomenten la creación de tecnología propia aplicada a procesos concretos de fabricación de bienes, etc. La gama es amplia. Con empezar por una o dos bastaría.

 

 

Esa sería la forma de salir nosotros mismos de la trampa neocolonial en la que estamos atrapados.