LOS MALOS ASESORES DE MUCHOS MEDIOS PRIVADOS

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Publicado el 01/06/2009

Conforme al desarrollo del polarizado acontecer político boliviano, nos atrevemos a pensar que la oposición en Bolivia debe tener los peores asesores de Latinoamérica. Lamentablemente estos personajes resultan casi servilmente secundados por el grueso los dueños de los medios de comunicación social privados y sus respectivos operadores. Es el caso, sobre todo, de los medios televisivos, que le hacen al oficialismo una propaganda gratuita sumamente efectiva.
 
Veamos, los medios oficialistas, que crecen paulatinamente, se han dedicado a difundir la propaganda gubernamental. Responden al resto del sistema mediático que no se ahorra una sola crítica al Gobierno. Así el canal oficial de manera casi solitaria en ese espectro, defiende como gato panza arriba al régimen. Las críticas en los medios privados contra el Gobierno son el pan de cada día, pero lo grave es que a fuerza de repetirse ya no tienen destinatario. Digamos que para destacarse en un concierto de maullidos hay que rugir como un león, o al menos emitir sones de sirena. Esa Pero sumarse a los maullidos es la forma más efectiva y directa de pasar desapercibido.
 
En otro orden, los medios privados abundan en imágenes de mujeres bellas y jóvenes vigorosos, en general blancos y altos, que se manifiestan contra el régimen saliendo de los barrios residenciales. Como contraparte, el canal oficial difunde imágenes de gente humilde, de barrios pobres, periféricos, en cordones de pobreza y en actitud de defensa al régimen imperante. ¿Quién gana en un país pobre como el nuestro? Los pobres son mayoría y se capitalizan en las imágenes del canal oficial, pese a la escasa audiencia que éste tiene. Mientras tanto este sector social ignoran las manifestaciones de las "otras mujeres" bellas y saludables que llenan las pantallas de los medios privados, y aguardan los programas que les interesan.
Asimismo, muchos de los espacios de opinión que presentan los medios opositores al MAS resultan contraproducentes. No resulta raro escuchar a  novedosos "analistas" que arremeten contra el Gobierno. Pero no se trata de flamantes sociólogos o politólogos egresados de nuestras universidades, sino de ex políticos reciclados luego de su fracaso en décadas pasadas. Sí, esos políticos a los que el voto popular mandó a sus casas el año 2005.
El error de los medios opositores se parece demasiado a aquel que cometió Podemos cuando organizó sus listas de candidatos para aquellas elecciones. Nada menos que ex ministros y viceministros de gobierno de Banzer o Sánchez de Lozada fungen de opinadores. ¿Quiénes fueron los "genios" que les dieron esa palestra?
 
Claro tal vez busquen aplausos y sobaditas en las clases alta y media-alta, conformadas por familias que solo viven en lo suyo y evitan las formas de convivencia comunitaria. Gente que vive en casas suntuosas herméticamente cerradas, vecinos que no se molestan entre sí, que llegan en lujosos automóviles, los guardan en sus garajes que se abren y cierran solos con doble llave.
Pero el mensaje político llega a los barrios populares a vecindarios cuyos miembros salen a sentarse en las aceras, asisten a las reuniones de sus OTB e integran fraternidades, procesiones y celebraciones del barrio. Esa gente suele pertenecer a varias organizaciones. Mientras más humildes, a más organizaciones pertenecen. Y, sin embargo, son de clases media, media baja y baja. ¿No piensan en ese "detalle" sus asesores?
 
Ni duda cabe de que el juego político es apasionante cuando hay contendores uniformemente listos. En el caso boliviano actual, hasta los medios conservadores reconocen que el oficialismo tiene abrumadoramente la iniciativa, mientras la oposición se bate en retirada. Los acólitos de la oposición despotrican en los medios y  tienen razón en muchas críticas, pero carecen de la más mínima llegada y efectividad.
 
Por todo ello, la mejor alternativa para los medios televisivos privados es un periodismo independiente, libre, objetivo e imparcial. Deben, de una vez, saber separar sus intereses, amores y desamores y hacerse profesionales en su rubro. De esa manera "marcarían la diferencia" de la oposición, con las prácticas actuales, nada santas ni extraordinarias pero más exitosas, del oficialismo.