URGENCIA DEL AUTOCONTROL EN LA LUCHA ANTIDROGAS

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Publicado el 01/08/2009

Luego de la investigación impulsada por una comisión senatorial de Estados Unidos, allá en la década de los 80, se destapó el escandaloso caso Irán – Contras. Consistió en operativos, organizados por la CIA y la DEA estadounidenses, destinados a financiar la compra de armas para Irán, a la sazón en guerra contra Irak, así como para la contraguerrilla derechista en Nicaragua, con recursos provenientes del narcotráfico.

 

Años después, desclasificados los documentos relacionados al caso por el Gobierno de EEUU, se confirmó que incluso se usaron aviones militares de Estados Unidos para transportar droga al mercado interno, en especial al neoyorkino.

 

Barry Seal, un experto piloto, espía de la CIA y narcotraficante a la vez, "hizo revelaciones sobre la presunta participación de la CIA en el financiamiento a la `contra` con recursos del narcotráfico. Luego apareció muerto, en 1986".

 

El anterior es sólo un antecedente que involucra - documentadamente, con fuente oficial del gobierno estadounidense y testimonios de sus propios espías, luego aparecidos misteriosamente muertos - a organismos de EEUU promoviendo el ilícito negocio.

 

A la luz de lo recordado, una decisión que el Gobierno boliviano tomó el pasado año parece haber sido atinada: expulsar a la DEA del país y suspender sus operaciones en las tareas de interdicción y combate al narcotráfico. Se confirmará el hecho si las fuerzas antidroga bolivianas cumplen su labor eficientemente. Habrá que ver si combaten seriamente las actividades cada vez más extendidas de grupos delictivos. También será fundamental saber si, objetivamente, se reducen los cultivos de coca a todas luces destinados a la fabricación de droga. Los resultados serán los que cuenten.
Entretanto, una reciente declaración del ministro de Gobierno, Alfredo Rada, constituye un hito importante en la ruta de recobrar dignidad y soberanía nacionales en esta materia. Rada demandó que Estados Unidos deje de proclamarse fiscal mundial de la lucha antidroga. A la vez la autoridad boliviana le exige a la primera potencia mostrar los resultados y cifras verídicas respecto de la lucha antidrogas dentro del principal país consumidor de estupefacientes.

 

Cobrará mayor importancia el posicionamiento boliviano sobre la lucha antidrogas, si se lo hace a tiempo de informar públicamente los resultados "favorables" por parte de las fuerzas interdicción estatales, según las cifras y datos presentados por la autoridad gubernamental.

 

El Ministro boliviano fue más preciso: expresó que, de acuerdo a la información que maneja, el nivel de incautaciones de droga en territorio estadounidense ha disminuido en vez de aumentar. Ello podría significar un mayor consumo de este país. Añadió que los resultados de la lucha antidrogas dentro de EEUU también han caído. ¿Cuál entonces la moral para autoproclamarse fiscal mundial de la lucha antidroga? Tal el cuestionamiento justificado de la autoridad nacional boliviana.

 

El otro factor fundamental para potenciar la postura boliviana será el autocontrol gubernamental. No debemos olvidar que casi la totalidad de los gobiernos de la era democrática resultaron contaminados por narcoescándalos de primer orden. Desde la UDP, con el caso Otazo, hasta el operador Diodato del Gobierno ADN – MIR mostraron las debilidades y doble moral del poder. En medio, los encuentros con Roberto Suárez y Huanchaca (1986), los narcovínculos miristas (1992), el narcoavión emenerista (1996), para citar algunos ejemplos.

 

Eso llevando a los archivos de la vergüenza las narcodictaduras de Luis García Meza y Hugo Banzer Suárez. El MAS tiene la oportunidad de mostrar que el tercer factor no ensombrecerá Palacio Quemado otra vez.