Un reporte de la agencia Prensa Latina, titulado "Bolivia y Brasil evalúan proyectos bilaterales", da cuenta que una comisión de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) llega a nuestro país para evaluar "proyectos bilaterales".

 

 

La nota continúa con un detalle de supuestos programas "conjuntos que se llevan adelante en materia de desarrollo productivo e infraestructura". Da cuenta, además, que evaluarán compromisos futuros en las áreas de "formación profesional, salud, agricultura, educación, entre otros", añadiendo que en el sector agrícola Brasil "apoya" a Bolivia con la "venta de maquinaria agrícola" utilizando una línea de crédito de 35 millones de ese país para el efecto.

 

Ni una sola palabra de los proyectos que se desarrollan en Brasil gracias a la ayuda boliviana. No entendemos, entonces, a que cooperación "bilateral" hace referencia la nota informativa.

 

La cooperación de Bolivia a Brasil, como vimos anteriormente, se materializa con el envío de gas rico en licuables y, por tanto, con un valor energético superior al que Brasil paga a Bolivia según el contrato Gas Supply Agreement (GSA). La donación boliviana permitió la instalación de importantes industrias en Sao Paulo y otros centros industriales de Brasil donde se extraen los licuables y se los utiliza como materia prima preciosa para desarrollos industriales.

 

Ninguna comisión boliviana ha evaluado "in situ" (en Brasil, queremos decir), los efectos multiplicadores benéficos para los hermanos brasileños de la donación estimada en más de 350 millones de dólares anuales que, desde 1999, fluye incondicionalmente junto a nuestro gas al vecino país.

 

Ningún boliviano, menos aún una autoridad del sector, está en condiciones de verificar la cuantía exacta de la cooperación boliviana a causa de volúmenes de exportación de gas a la termoeléctrica de Cuiabá, estimada en 2 millones de metros cúbicos diarios de gas rico en licuables también, ni del reciente compromiso de venta de un volumen menor de gas a Matto Grosso. Los anuncios de YPFB para la compra de instrumentos de medición de volúmenes y calidad del gas exportado hasta ahora sólo son eso. Entretanto, el gas fluye casi sin control.

 

Las áreas de cooperación son otras más e insospechadas. La acción de reivindicación de la soberanía boliviana en un girón de nuestro territorio en Pando (un punto indudablemente favorable para el gobierno nacional), con el asentamiento de familias donde hasta hace poco estaban fincadas centenares de modernos "bandeirantes", algunos de ellos poderosos, mostró que nuestro apoyo se sigue traduciendo en cuasi regalos territoriales.

 

Pero ese es sólo un botón de muestra. La revista dominical de El Nacional, Día D, reportó el caso de territorios virtualmente alquilados al vecino país en la frontera cruceña. San Matías, olvidada por las autoridades del Estado boliviano, está a expensas de bandas de narcotraficantes, delincuentes y contrabandistas de combustibles. Sus empobrecidos habitantes viven temerosos y no saben si volverán a sus casas vivos luego de la jornada de trabajo. Estos, sin embargo, pagan las cuentas de energía eléctrica mas caras del país, mientras frente a sus narices pasa el ducto de exportación de gas a precios subsidiados a Cuiabá, donde se genera energía eléctrica para una vasta región brasileña, cuyos efectos benéficos tampoco han sido evaluados por comisión alguna.

 

Un detalle que no debe faltar en este recuento es la auditoría especializada y especial al contrato ABC No. 118/09 GCT-MOD-PROEX-CAF de 6 de abril de 2009 con el que se autoriza la subrogación de obligaciones y derechos de Queiroz Galvao a OAS para la construcción de la ruta Tarija - Potosí.

 

Urge equilibrar las cosas. Este ejercicio es parte de la elemental dignificación nacional. Habrá que conformar entonces una verdadera comisión efectivamente bilateral la que, no dudamos, se encontrará con sorpresas millonarias y una desagradable profundización de nuestra dependencia.