
La Unión Europea (UE)
ha apoyado el comercio de los países de África subsahariana, a partir de la
implementación de una serie de esquemas de cooperación vinculándolos al
desarrollo. Desde el Tratado de Roma, proceso a través del cual se creara la Comunidad Económica
Europea (CEE) en 1957, los países que la integraron, mostraron sus deseos de
mantener el vínculo con sus antiguas colonias africanas y para ello se
plantearon una serie de programas que a título de cooperación se proponía,
desde el punto de vista teórico, mejorar la ejecución comercial, apoyar la
lucha contra el subdesarrollo y la inserción de las economías africanas en la economía
mundial. En este sentido, la parte europea concibió la cooperación comercial,
desde una serie de programas que transitaron por distintos tipos de
preferencias comerciales, así como por sistemas de estabilización de los
ingresos procedentes de las exportaciones de ciertos productos agrícolas y
minerales de los Estados africanos hasta llegar más recientemente a la
promoción de los Acuerdos de Asociación Económica (AAE).
Estos Acuerdos constituyen la expresión de la alineación de la parte europea a
las consideraciones propuestas por la Organización Mundial
del Comercio (OMC) en la agenda de Doha como parte del programa esencial para
el desarrollo. En esta nueva fase, la ya denominada UE prolonga su discurso de
cooperación para apoyar el comercio, pero, para un comercio sobre nuevas bases,
o sea, absolutamente liberalizado.
Todos esos programas fomentados por la parte europea, reiteraban una y otra vez
que sus objetivos eran, y son, diversificar e incrementar las exportaciones con
destino a sus mercados desde los países africanos, integrarlos en la economía
mundial y, de esa manera, apoyar la lucha contra el subdesarrollo.
Sin embargo, la participación de las exportaciones de los países de África
subsahariana ha estado disminuyendo su importancia en el total de las compras
internacionales europeas y a nivel mundial. Por otro lado, las exportaciones
provenientes desde los países africanos, continúan siendo mayoritariamente
productos básicos. (1)
¿Que puede esperar África subsahariana de la cooperación comercial de la Unión Europea (UE)?
De hecho, los Protocolos del Azúcar y del Banano se reformaron y con ello, los
países africanos, beneficiarios van a sufrir una disminución de las ventajas
que recibían anteriormente. En el caso del Protocolo del Azúcar, enfrentarán
una disminución del precio garantizado, algo muy contraproducente, teniendo en
cuenta los problemas de producción y venta que tradicionalmente enfrentan
dichos países. Los países africanos beneficiarios del Protocolo del Azúcar son
Mauricio; Swazilandia, Zimbabwe, Malawi, Madagascar; República del Congo,
Tanzania, Kenya, Uganda y Costa de Marfil. Se ha calculado que la reducción de
las transferencias en términos del PIB alcanzaría, por ejemplo, el 2% para
Mauricio, el 1,3% para Swazilandia. (2)
En cuanto al Protocolo del Banano, desde el 2008 se discutía un pacto mediante
el cual se reducirían los aranceles de 176 a 114 euros por tonelada a la entrada del
banano en el mercado europeo procedente de América Latina. Esto sólo
significará que Costa de Marfil y Camerún enfrentarán la extraordinaria
competencia de países que tienen una mayor producción y competitividad en el
mercado europeo como Colombia y Ecuador, que son los principales exportadores
de banano a la UE.
Finalmente, este pacto se firmó en diciembre de 2009. (3)
Una cuestión que resultó muy nociva en el desempeño de la cooperación comercial
europea fue el hecho de que las asignaciones de recursos financieros durante
los Convenios de Lomé resultaron insuficientes en comparación con las necesidades
del continente africano, además de continuar presentando incumplimientos
respecto a los compromisos. Esa situación repercutió negativamente en los
primeros mecanismos de compensación (Stabex y Sysmin). Debe incrementarse la
incertidumbre sobre las posibilidades africanas de beneficiarse del Flex,
mecanismo de compensación que sustituyó a los anteriores y, también, para
favorecerse con los desembolsos europeos vinculados con la Ayuda para el Comercio. (4)
Tanto el Flex como la Ayuda
para el Comercio presentan una fuerte sujeción al erario europeo que, como
sabemos, se verá muy afectado debido a la erogación de miles de millones de
dólares para los paquetes de rescate que buscan paliar los efectos de la crisis
global. El hecho de que los principales países europeos que brindan estos tipos
de cooperación coinciden con ser los más afectados por la crisis, justifica la
predicción anterior.
La vuelta al libre comercio y a la reciprocidad comercial ya tiene el
antecedente de haber fracasado anteriormente, como mecanismo de cooperación
comercial; por tanto, debe conducir una vez más a la decepción. Por otro lado,
la introducción del principio de liberalización en los acuerdos de asociación
económica UE-África subsahariana va a implicar muchos más costos que beneficios
para los países africanos. Entre los efectos inmediatos sobresale la
disminución significativa de los ingresos fiscales africanos tras la supresión
de los derechos de aduana sobre la importación de productos europeos algo
sumamente peligroso, debido a los problemas que tradicionalmente tienen los
africanos en el logro del financiamiento interno, obstaculizado desde hace
muchos años por el profundo endeudamiento externo regional y recientemente por
el impacto de la crisis global.
Según ciertos estudios, la liberalización del comercio de mercancías propuesta
por los AAE, implicaría una pérdida anual de 359 millones de dólares en
ingresos aduaneros para los países africanos. Sin embargo, la Comisión Europea
sólo ha destinado recursos financieros por un monto de unos 726 millones de
dólares para compensar las pérdidas de ingresos por exportaciones de todos los
países en desarrollo a través del Flex. Esto explica que continuará siendo
insuficiente la cooperación comercial europea en materia de compensación, como
sucedía con el Stabex y el Sysmin. (5)
En cuanto a la iniciativa Todo menos las Armas, que supone mejorar la ejecución
comercial de los países menos adelantados (PMA) africanos, beneficiará a los
países africanos si y solo si su producto se encuentra en la cúspide de las
necesidades europeas.
A manera de resumen debe ser señalado que, cuando se estudia la evolución de
las exportaciones procedentes de África subsahariana con destino a la UE, se constata que, desde los
años 60 del siglo pasado hasta la fecha, solo un pequeño grupo de países y
prácticamente un producto concentran el porcentaje mayor de aquellas ventas.
Estos países son Nigeria, Angola, Camerún, Guinea Ecuatorial y Gabón, y tienen
como rubro principal de exportación el petróleo. Pero debemos destacar que
solamente Nigeria ha sido tradicionalmente el país que exporta más del 90% del
petróleo que toda África subsahariana envía a Europa. De esa manera, Angola y
Guinea Ecuatorial, serían los únicos PMA que realmente podrán “beneficiarse”,
de la iniciativa europea. Sucede igual con otro pequeño grupo de productos que
tienen cierta importancia en el total de las exportaciones africanas
(diamantes, aluminio, hierro).
Lo anterior nos lleva a concluir que la supuesta cooperación comercial de la UE con los países africanos
siempre ha estado orientada a tratar de impulsar el comercio de aquellos países
y productos del interés de las potencias europeas y que esto no se ha traducido
ni en un estímulo a la diversificación productivo o comercial de aquellos o a
un aumento de su acceso al mercado europeoocidental.
Referencias:
(1) Eurostat: Tasas elaboradas por el autor a partir de EUROSTAT. Part 1: Analysis by region,
http://europa.eu.int, 2001-2009.
(2) European Comission: An Impact study of the EU-ACP Economic Partnership
Agreements (EPA) in the six ACP regions, January, 2008, p. 64.
(3) “La Unión
Europea y América Latina lograron acuerdo para reducir
aranceles del banano” www.europarl.europa.eu 16/12/2009.
(4) Comisión Europea: “Aid for
Trade monitoring report 2009”.
Bruselas, http://ec.europa.eu/ 8/4/2009.
(5) CELARE: “Unión Europea otorgará 230 millones de euros a países en
desarrollo para combatir crisis financiera” http://www.celare.org, 17/12/2009.
Roberto Smith es investigador del Centro de Estudios sobre África y Medio
Oriente de La Habana
(Cuba).
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article956