¿CON QUE LENTES MIRAMOS BOLIVIA?

Por:
Pablo Stefanoni

Publicado el 01/12/2010

Página 7/La verdad de la milanesa

El suplemento Ideas de esta domingo en este periódico dejó en claro, sin proponérselo explícitamente, el enfrentamiento entre una visión realista de lo que sucede en Bolivia (la discusión de los problemas efectivos que enfrentamos) y la lectura utópica/romántica que nos deja durmiendo en los laureles de estar construyendo un nuevo modelo civilizatorio a disposición de una humanidad en crisis.

Lo primero está bien expresado en las notas de Diego Ayo y Boris Miranda sobre las FFAA "socialistas". Lo segundo, en la entrevista al sociólogo portugués Boaventura de Souza -que tiene algunos seguidores locales-. Aunque al ser entrevista siempre hay que dar un margen de duda de que la edición pueda haber alterado involuntariamente algo de lo expresado otros de sus artículos van por el mismo lado.

I

A mi no me asusta que los militares se declaren socialistas, anticapitalistas o antiimperialistas (incluso la nueva Constitución va, en parte, por ese lado). Simplemente no les creo y estoy lejos de ser el único. Esa fue la reacción que -sin tener encuestas- se palpaba en cualquier charla de café o encuentro callejero: más ironías que temor a vivir en una Unión Soviética andina en unos meses. En todo caso, el miedo de algunos es que la frase exprese simplemente un exceso de lealtad de los militares al gobierno de turno. También se mencionaba –y parece evidente- que el "socialismo militar" de hoy tiene más que ver con algunas ventajas clientelares que con una reactivación del socialismo militar de Germán Busch o con una abrupta y sorpresiva conversión militar a la defensa de la Pachamama.

En fin, nadie parece creer en la sinceridad socialista del jefe del Ejército, que –chiste de mal gusto mediante- recibió como condecoración la Orden al Mérito Democrático Marcelo Quiroga Santa Cruz mientras los militares se niegan a abrir los archivos para investigar el paradero de su cuerpo. En todo caso, es llamativo que la oposición que salió a alzar la voz contra la conversión ideológica de las FFAA no reclame con más ahínco –con muy pocas excepciones- la apertura de esos archivos (hasta Arce Gómez lo pide). Ni que discuta si Bolivia debe seguir siendo parte de la ocupación militar de Haití por parte de fuerzas militares de países progresistas, de la que forma parte Bolivia y hoy están en la mira de los cuestionamientos por parte del pueblo haitiano. ¿Pero acaso se puede pedir coherencia y madurez a esta oposición?

II

En la entrevista citada, Boaventura de Santos hace una curiosa división en la que ya no habría dos izquierdas (como dice desde la izquierda radical hasta Vargas Llosa) sino tres: Lula, Kirchner y Bachelet no habrían hecho ningún esfuerzo por cambiar el modelo neoliberal, y se habrían quedado en la “bonocracia”, pero el manejo de la economía y de los recursos no varió. Un segundo grupo incluiría a la Venezuela de Chávez –“y quizás a se sumen también Uruguay y Nicaragua aunque no hay nada definido todavía” –en el que el nacionalismo alienta la democracia participativa y la distribución de la renta, “no obstante, no significa ningún cambio en el modelo de explotación y exacción que siguen siendo capitalistas”.

Finalmente, los verdaderos revolucionarios -¿y por defecto anticapitalistas?-: Ecuador y Bolivia “donde hay un marco constitucional muy profundo que da paso al cambio del modelo de Estado”. Por estas tierras habría nuevos conceptos de desarrollo y administración del Estado, y pluralismo como en Bélgica y Canadá  (lo que, entonces, al parecer, no requieriría demasiado radicalismo poscivilizatorio). Todo esto “es un eje transversal que va a cambiar toda la idea del Estado, la burocracia, los sistemas de planificación y gestión territorial”. Más adelante, De Sousa reconoce que ya en Ecuador los movimientos sociales no hablan del hermano Correa como hablan acá del hermano Evo, pero eso debe ser un detalle frente a unas innovaciones constitucionales que iluminan al mundo (y no se trata de desmerecerlas sino, en todo caso, de usar las nuevas constituciones como arma de disputa ideológica).

En fin… bajo la lente del fetichismo constitucional es posible ver al mundo y al hombres nuevo a la vuelta de la esquina. Bajo una mirada que incorpore algo de realismo sociológico quizás ameritaría bajar los decibeles y reducir sólo un poquito el entusiasmo fuera de control. La frase del optimismo de la voluntad y el pesimismo de la razón  no por trillada perdió vigencia. Y aunque parezca algo extraño, a veces hay que aclarar que Bolivia sigue siendo capitalista…¿sólo por ahora?