Cables diplomáticos
secretos de la embajada de EEUU en Nigeria demuestran el control total que
Shell Oil mantiene sobre el país más poblado de África, y el papel del
Departamento de Estado de EEUU como sirviente del gigante monopolístico del petróleo.
Uno de los cables da cuenta de la
visita a la embajada por parte de la vicepresidenta ejecutiva para África de
Shell, Ann Pickard, el 13 de octubre de 2009, para un encuentro con el
embajador de EEUU, Robin Sanders, para tratar la situación del Proyecto de Ley
sobre la Industria Petrolera que estaba siendo discutido entonces en la
asamblea nacional nigeriana. El proyecto de ley legalizaría las operaciones
conjuntas con empresas internacionales, abriendo así la industria del petróleo,
nominalmente de propiedad estatal, al capital extranjero.
Pickard trató la estrategia de la compañía para manipular la asamblea
legislativa, advirtiendo de que el Senado de Nigeria “aprobaría una mala ley”,
pero añadiendo, “no estamos preocupados,” a pesar de que “necesitamos movernos
con rapidez”. La compañía esperaba salirse con la suya en la cámara baja,
explicó Pickard: “Estamos trabajando con el Congreso y parece que el Congreso
quiere trabajar con nosotros.”
Preguntada por Sanders sobre si la industria estaba unida en este enfoque- es
decir, si las compañías estadounidenses tenían diferencias con Shell, de
propiedad anglo-holandesa- Pickard replicó que había un “alineamiento total con
las compañías petroleras internacionales a todos los niveles.” El embajador le
dijo que las embajadas de EEUU, Gran Bretaña, Holanda y Francia se habían
comunicado de manera conjunta con el director gerente de la Corporación
Petrolera Nacional de Nigeria, Dr. Mohammed Barkindo, para apoyar el plan de la
creación de operaciones conjuntas.
Pickard comentó entonces al embajador el nuevo interés de China en hacer
ofertas para obtener bloques de explotación petrolera en Nigería, explicando
que “Shell había recibido una copia de la carta que el Consejero Especial del
Presidente para Asuntos Petroleros había enviado a los chinos, en la que decía
que la oferta para la exploración de bloques petroleros no era lo
suficientemente buena.”
Shell disponía de “buenas fuentes” sobre las conversaciones de Nigeria tanto
con China como con Rusia, porque el gobierno de Nigeria “había olvidado que
Shell había apoyado a personas para ocupar cargos en todos los ministerios
relevantes y que Shell, consecuentemente, tenía acceso a todo lo que se hacía
en esos ministerios.”
La conversación demuestra la especial relación entre el país, nominalmente
independiente, y la multinacional petrolera, cuyos beneficios brutos anuales
son comparables al Producto Interior Bruto de Nigeria. El país es soberano sólo
de nombre, mientras que Shell, unida a otros gigantes del petróleo y al
imperialismo de EEUU y Gran Bretaña, tiene la última palabra en todas las
decisiones clave.
Las discusiones entre Pickard y el embajador de EEUU fueron mucho más allá de
los intereses petroleros inmediatos. Discutieron sobre la política interna
nigeriana, incluyendo la muy reciente oferta de amnistía por parte del gobierno
central a los militantes separatistas en el Delta del Níger, la principal
región productora de petróleo. Pickard afirmó que la situación permanecería
tranquila hasta finales de año, pero que podría volverse “fuera de control”
cuando empezaran las elecciones de los estados en el nuevo año.
Según el cable diplomático, “Pickard expresó particular preocupación por el
estado de Bayelsa, donde se encuentra el campo Bonny de Shell con una capacidad
de producción de 500.000 barriles al día.” Afirmó que expertos de seguridad
israelíes habían sido desplegados en el estado de Bayelsa, pero no en el Delta,
y se había producido “un fuerte descenso en los secuestros” como consecuencia.
En una reunión anterior, el 18 de septiembre de 2008, Pickard discutió con un
funcionario de la embajada de EEUU las repercusiones de un violento ataque
contra unas instalaciones de Shell. Según el cable enviado por la cónsul
general Donna Blair, Pickard preguntó qué es lo que sabía el gobierno de EEUU
sobre los intereses en Nigeria del monopolio petrolero ruso Gazprom, a la vez
que sobre el posible envío de misiles tierra-aire a los grupos militantes del
Delta del Níger.
La ejecutiva de la empresa petrolera y el funcionario de la embajada se
metieron en una discusión detallada sobre las nuevas tácticas militares
empleadas por los militantes, los cuales atacaron desde tierra en vez de hacerlo
desde el agua, como en incidentes anteriores, y también sobre la respuesta
política por parte de las autoridades nigerianas. Pickard se quejó de que el
gobernador del estado de Rivers “carece de las conexiones entre los líderes
militantes del estado de Rivers para co-optarlos satisfactoriamente como han
hecho los gobernadores en los estados del Delta y Bayelsa con los militantes de
sus estados.”
En relación a Grazprom, Pickard afirmó que “contactos en el gobierno británico”
le habían dicho que Nigeria había prometido a la compañía rusa “acceso a 17
trillones de pies cúbicos de gas natural.” Esto requeriría tomar concesiones
asignadas actualmente a otras compañías, y ella asumía que Shell sería el
“blanco principal.”
La vicepresidenta de Shell dijo también al cónsul de EEUU que la empresa
petrolera tenía información de “los servicios de inteligencia” sobre el envío
de misiles tierra-aire, pero que no estaba segura de su fiabilidad. El cable
continua: “Cuando se le preguntó qué medidas de seguridad aérea estaba tomando
Shell, Pickard dijo que los helicópteros de Shell normalmente vuelan por encima
del alcance efectivo de las armas de calibre pequeño y medio usadas por los
militantes.”
En otra reunión el 27 de enero,
2009, Pickard se quejó del nivel de corrupción del gobierno nigeriano, diciendo
que los compradores de petróleo tenían que pagar grandes sobornos al director
general del NNPC, al consejero económico jefe del gobierno e incluso a la
primera dama, Turai YarAdua. “Pickard también informó de una instancia del
Ministro de Justicia Aondoakaa supuestamente solicitando un soborno de 20
millones de dólares por firmar un documento,” se lee en el cable.
La razón urgente de esta visita fue un ataque por parte de grupos militantes
contra un buque cisterna petrolero en la plataforma de Shell en Bonny, el
número quince de tales ataques contra una empresa petrolera en el primer mes de
2009, parte de una interrupción general de la seguridad del país.
Según el cable diplomático, “el embajador preguntó cuáles eran los pensamientos
de Shell sobre las posibilidades de un golpe de estado. Pickard respondió que
había poco capital intelectual para planear y ejecutar un golpe de estado y que
Shell ve pocas posibilidades de que se produzca uno.”
Los dos discutieron después el precario estado de salud del presidente Yar
Adua. Moriría al año siguiente y ha sido sucedido por el vicepresidente
Goodluck Jonathan.
Otro cable de la embajada destaca informes
no confirmados de sobornos, contrabando y otras formas de corrupción ligadas a
la esposa de Yar Adua, quien había comprado una casa de 10 millones de dólares
en el centro de Londres. Un contacto dijo a funcionarios de la embajada que
mientras que Yar Adua no recibía sobornos él mismo, “su mujer desvió millones
de fondos públicos para uso privado.”
El cable informaba de una entrevista con un compinche de Yar Adua, Dahiru
Mangal, que acababa de ser nombrado consejero especial del presidente. Según el
cable, “Yar Adua le dio ordenes a Mangal de que cesara cualquier actividad
ilícita si Mangal quería disfrutar de reconocimiento oficial por parte del
Presidente. El contacto suponía que esto puede significar, entre otras cosas,
que Yar Adua desea mantener al menos la apariencia de respecto por el estado de
derecho, así que no quiere a ninguno de sus consejeros cercanos implicado
abiertamente en actividades sospechosas.”
El cable más reciente sobre Nigeria hecho público
por WikiLeaks describe una reunión del 26 de febrero de 2010 entre el Embajador
Sanders y Goodluck Jonathan, entonces presidente en funciones. El detonante de
la reunión fue la repentina e inesperada vuelta del Yar Adua a Nigeria desde
Arabia Saudita, donde había permanecido en estado muy grave en unas
instalaciones médicas.
Jonathan le dio al representante de EEUU una información completa de sus planes
políticos para forzar la dimisión de Yar Adua, convertirse en presidente
interino, disolver el gabinete de gobierno y celebrar nuevas elecciones.
Describió sus consultas con antiguos presidentes y jefes militares sobre como
convencer a Yar Adua de que dimitiera.
El embajador animó al presidente en funciones a que siguiera adelante con estos
planes a pesar de los peligros de tensiones regionales o de una división
norte-sur dentro de la élite dirigente del país, puesto que Yar Adua, un
norteño, sería reemplazado por un sureño, Jonathan.
El presidente en funciones estuvo entonces de acuerdo en permitir que EEUU y
Gran Bretaña suministraran “asistencia técnica” para las elecciones propuestas
en 2011 – en otras palabras, la transición sería supervisada por el antiguo amo
colonial y el nuevo jefe neo-colonial.
Para subrayar la actual relación de poder, el embajador Sanders exigió la
garantía de que el actual presidente de la comisión electoral sería expulsado,
y Jonathan prometió que “lo tendría fuera del cargo ya el próximo mes.”
En conjunto, los cables diplomáticos desde Nigeria dan una idea de las
relaciones entre Shell, la embajada de EEUU y el gobierno nigeriano a la que
apenas se le haría justicia con una novela de John LeCarré o una película de
espías de Hollywood.
El relato expuesto resume únicamente media docena de los numerosos cables
diplomáticos hechos públicos por WikiLeaks en la tarde del miércoles. Entre
otras revelaciones, las cuales merecen un análisis más profundo:
- El gobierno de EEUU está prestando una atención considerable a la relación cada vez más deteriorada entre el Presidente Mauricio Funes de El Salvador, y el nacionalista FMLN, que apoyó a Funes en la elección presidencial y tiene mayoría en la cámara legislativa nacional. A Funes se le ve (en febrero de 2010) como a un baluarte contra la creciente influencia del presidente venezolana Hugo Chávez en el país centroamericano. Funes ha colocado figuras pro-estadounidenses a cargo de la política económica y del ejército, y busca alinear su política exterior con Brasil más que con Venezuela.
- Las empresas petroleras internacionales están ejerciendo una presión considerable sobre Venezuela y han conseguido dañar las perspectivas económicas del país, según los cables de la embajada de EEUU enviados el año pasado. Chevron y la firma italiana ENI estaban entre las empresas señaladas. El embajador de EEUU informó de que la producción de petróleo actual es de apenas 2,3 millones de barriles al día, muy por debajo de la afirmación oficial de 3,3 millones.
- Los funcionarios de EEUU ejercieron una fuerte presión sobre Alemania en 2007 para que no presentara cargos contra los operativos de la CIA que secuestraron a un ciudadano alemán de origen libanés, Khaled el-Masri, lo llevaron a una prisión de EEUU en Afganistán y lo torturaron. El-Masri fue finalmente liberado, afirmando fuentes de EEUU que era un caso de identidad equivocada. El Jefe Adjunto de Misión de EEUU John Koeing advirtió a los funcionarios alemanes que “evaluaran cuidadosamente en cada paso del camino las implicaciones para las relaciones con EEUU” si seguían adelante con el caso el-Masri.