
El gobierno de Evo Morales decretó el domingo el mayor aumento de precios de la gasolina y del diesel de las tres últimas décadas, supuestamente para ahorrar entre 350 y 380 millones de dólares malgastados cada año en una “injusta” subvención de combustibles que beneficia principalmente a los más ricos y a los contrabandistas. Pero el objetivo principal del gasolinazo no es cerrar el "enorme agujero financiero” provocado por el contrabando de combustibles (entre 100 y 120 millones anuales) sino aumentar las ganancias de las transnacionales y de esta forma “incentivar” la explotación de petróleo.
El gobierno del MAS ha hecho lo que ningún régimen pudo lograr en los
últimos 25 años. En primer lugar, abortó el proceso revolucionario que se
inició en la insurrección popular de octubre de 2003 con una novedosa
“nacionalización” que mantuvo intacto el modelo neoliberal. Después equilibró
las finanzas del Estado con políticas económicas ortodoxas, y posicionó a
Bolivia como el país más estable de América Latina, con un crecimiento promedio
de 5,2% anual, la tasa más alta de los últimos 30 años.
El “nuevo modelo de desarrollo autóctono” adoptado en el período 2006-2010 no
rompió el vínculo con el mercado mundial y ahora la economía boliviana “es más
abierta y está más vinculada que en tiempos neoliberales”, relieva el
Vicepresidente Alvaro García Linera.
El gobierno de Evo Morales es un fiel protector de las inversiones privadas
nacionales y extranjeras, un confiable “socio” de las transnacionales
petroleras y mineras y sobre todo un “ejemplar” alumno de los organismos
internacionales. Los directores ejecutivos del FMI elogiaron al “modelo”
boliviano y “felicitaron” a las autoridades bolivianas por su “sólida gestión
macroeconómica”.
Tal vez uno de los mayores logros del Presidente Evo Morales fue haber impuesto
el histórico gasolinazo de Navidad, la misión más difícil encomendada por el
Fondo Monetario Internacional (FMI) que le costó el cargo a Gonzalo Sánchez de
Lozada, el reputado promotor del neoliberalismo en Bolivia.
A Evo le avergüenzan los récords de su administración y le aterra que lo
comparen con Goni. Por eso reitera una y otra vez que no hay punto de
comparación entre los “gasolinazos” que lanzaban los gobiernos neoliberales del
pasado para recaudar dinero y pagar aguinaldos o salarios, y la “nivelación de
precios” decretada por su gobierno con el fin “ahorrar recursos” y
reinvertirlos en programas sociales.
Se estima que el Estado boliviano gastó 1.500 millones de dólares en el último
quinquenio en la subvención del precio de los combustibles, a razón de 350
millones de dólares anuales. El Presidente afirma que era cuestión de vida o
muerte eliminar ese millonario subsidio para evitar que el Estado boliviano siga
“regalando recursos a otros países, como hacían los gobiernos neoliberales”.
Resulta que solo el 25 por ciento del carburante subsidiado sale de contrabando
a países limítrofes, reveló el ministro de Hidrocarburos Luis Fernando Vincenti
al diario Página 12 de Argentina, lo que significa que el histórico gasolinazo
que pagarán todos los bolivianos reportará un ahorro efectivo de entre 100 y
120 millones dólares anuales en el mejor de los casos.
El Presidente, sus ministros y otros burócratas del MAS juran que no son
iguales a los tecnócratas neoliberales que le sacaban dinero al pueblo para
entregárselo a las empresas transnacionales. Eliminar la subvención
“neoliberal” de los carburantes instaurada 1985 fue una medida “patriótica” y
“valiente”, afirma el vocero de la Presidencia Iván Canelas. Esta medida no
está destinada a cerrar la brecha del déficit sino a mantener un modelo
económico exitoso con superávit fiscal y 10 mil millones de dólares de reservas
internacionales, dice Vincenti.
Sin embargo, el propio Vicepresidente admite que uno de los principales
propósitos del gasolinazo decretado el domingo es “incentivar” la explotación
de petróleo, lo que implica garantizar mayores ganancias a las transnacionales
que operan en el país.
Gasolinazo para incentivar la inversión petrolera
Hace cinco años el gobierno congeló el precio del barril de petróleo en 27,11
dólares, mientras que en el mercado internacional llegó a costar 91 dólares. La
medida desincentivó la producción de petróleo y las 15 empresas extranjeras que
operan en el país prefirieron explotar gas, explicó el ministro de
Hidrocarburos Fernando Vincenti.
“Gas tenemos en abundancia, y hemos incrementado nuestra producción, pero no de
petróleo. El petróleo está bajo tierra y los bolivianos no pudimos sacarlo
porque el precio que se le entrega a YPFB o a otro operador contratado por el
Estado es demasiado bajo. Muchas veces el costo de producir un barril de
petróleo es mayor a 27 dólares, a veces cuesta 30, 40, 50 dólares; y por eso se
desincentivó la producción de petróleo”, expuso García Linera.
“Si disminuye la producción de petróleo, disminuye la producción de gasolina y
de diesel. Entonces hay que comprar del extranjero para que no le falle al
productor, y eso significa que el Estado gasta plata”, precisó el
Vicepresidente.
El ministro de Hacienda Luis Arce informó que la producción de líquidos en el
país se redujo de 48.556 barriles por día en 2005, a 40.743 barriles diarios en
2009, razón por la cual se tuvo que importar cada vez más diesel y gasolina a
precios internacionales. Según el Banco Central de Bolivia, el país le debe a
Venezuela 271,9 millones de dólares por las compras de los últimos años.
“Los operadores que prestan servicio no quieren invertir porque pierden plata,
si invertiríamos con la empresa del Estado YPFB en la extracción de petróleo la
inversión también sería a pérdida”, dijo el Presidente Morales. Aunque
aumentáramos la capacidad de refinación el problema de fondo es en el bajo
precio que pagamos por el petróleo, recalcó Vincenti.
Por todas esas razones, nos convencimos de que era necesario “sincerarnos” y
decidimos “nivelar los precios para que YPFB u otra operadora que contratemos
se sienta incentivada a producir más petróleo”, justificó García Linera.
En resumen, el gobierno decretó el gasolinazo para que los productores de
petróleo cobren más por cada barril que lanzan al mercado. Ahora YPFB comprará
petróleo a las empresas que trabajan en Bolivia a 59 dólares el barril, con lo
cual se espera incentivar la exploración de yacimientos petroleros y la
producción de combustibles líquidos.