LAS TABLAS DE SANGRE DE ELISA CARRIO

Por:
Roberto Bardini

Publicado el 01/01/2011

Rebanadas de Realidad - Bambú Press, Buenos Aires, 12/12/10.- Las Tablas de sangre redactadas por José Rivera Indarte en Uruguay y divulgadas por Florencio Varela en 1843 en Gran Bretaña y Francia tienen por objetivo la intervención militar de estas dos potencias en el Río de la Plata y el derrocamiento de Juan Manuel de Rosas. Estos dos malos argentinos inauguran un estilo que, con variantes, se repetirá a lo largo de los años y se resume en la dicotomía formulada por Domingo Faustino Sarmiento desde Chile en 1845: civilización y barbarie.
Independientemente de los desvelos unitarios, dos años después el Reino Unido y Francia deciden enviar sus flotas a la América del Sur. El pretexto es la "intervención humanitaria" para proteger las vidas de los súbditos británicos y franceses residentes en Montevideo. El verdadero motivo es imponer por la fuerza la navegación en el Río Paraná para colocar sus productos manufacturados. Se trata, en síntesis, de desestabilizar a la "tiranía" instaurada en Buenos Aires.
Pero la "barbarie" criolla no arruga ante los cañones que envía la "civilización" europea a pedido de los unitarios. Por orden de Rosas, el general Lucio N. Mansilla se instala en la Vuelta de Obligado y el 20 de noviembre de 1845 presenta combate. Allí, a pesar de la inferioridad de condiciones de los patriotas federales, se escribe un glorioso capítulo silenciado durante décadas por los académicos oficiales. La resistencia se prolonga durante meses con el hostigamiento a la flota invasora desde las costas de Tonelero, Angostura del Quebracho y San Lorenzo, continúa con el retiro de la escuadra naval anglofrancesa y culmina tiempo después con el desagravio al pabellón nacional con una salva de 21 cañonazos.
A 166 años de la "misión" de Florencio Varela en Gran Bretaña y Francia, la historia parece repetirse como una tos convulsa mal curada. A principios de noviembre de 2009, la señora Elisa María Avelina Carrió, diputada de la Coalición Cívica, redacta sus propias Tablas de sangre para denunciar la actual "barbarie" nativa. Lo hace a través de una carta dirigida a las embajadas de Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Italia y de algunos países iberoamericanos.
A diferencia de aquellos unitarios de mediados del siglo XIX, la señora Carrió no vive exiliada en Uruguay pero dispone de un refugio para meditar en el democrático balneario de Punta del Este. Su carta, bastante menos voluminosa que el libelo difamador de 75 páginas de Rivera Indarte, describe en sólo 1.510 palabras un cuadro de situación tan espantoso como inventado por el escriba unitario en 1843.
La señora Carrió afirma que Argentina "sufre una inusitada escalada de violencia que tuvo un inicio verbal pero que recientemente ha acentuado aspectos alarmantes de violencia física". Destaca "el permanente ataque al periodismo y la legislación que pretende avasallar la libertad de expresión y la pluralidad". Se alarma por "la inexistencia de libertad sindical, la inseguridad jurídica, la convalidación de violaciones al derecho internacional por parte del Ejecutivo, el intento de acabar con la libertad de expresión y la corrupción generalizada en los negocios públicos". Denuncia "reiterados casos de espionaje interno sobre opositores, periodistas, ciudadanos y la difusión de informaciones calumniosas contra opositores". Insiste acerca de "la estrategia intimidatoria, violenta e ilegal adoptada por el oficialismo" y finalmente alerta sobre "formación incontrolada de grupos armados en distintos puntos del país".
En anteriores ocasiones la señora Carrió dijo el gobierno actual se inspira en el líder soviético José Stalin, fallecido en 1953, y el dictador rumano Nicolae Ceaucescu, ejecutado en 1989. En cierta forma, ella coincide con el abogado liberal Mariano Carlos Grondona Poggi, quien tras la muerte de Néstor Kirchner el 27 de octubre de este año, comparó a los seguidores juveniles del ex mandatario con las Juventudes Hitlerianas. Curiosamente, tanto la lideresa de la Coalición Cívica como el pensador televisivo buscan improbables referencias europeas del siglo pasado.
Por fortuna, a los destinatarios de las nuevas Tablas de sangre de la señora Carrió no se les ocurrió organizar una "intervención humanitaria" como la de la flota anglofrancesa en el Río Paraná en 1845. O, para dar un ejemplo más actual, como la coalición militar multinacional que "liberó" Afganistán en 2001 e Irak en 2003.