(a las transnacionales): Del 21060 al 748

El problema que nos llevó al Decreto 748 es que el país no se autoabastece de combustibles y por eso los importamos; siendo así, lo lógico sería que la plata que se destinaba a su importación y que ahora, según el gobierno, se va a quedar en el país, se destine a YPFB para producirlos, pero no será así. Entonces ¿quién va a producir estos combustibles? Serán las transnacionales, porque el gobierno se ha resistido sistemáticamente a que YPFB sea una empresa productora, manteniéndola tercamente en el papel que heredó de Goni.
Por eso entre las medidas preparatorias del decreto el gobierno lanzó
días antes otro decreto que ofrece nuevos acuerdos a las transnacionales. Estas
además se beneficiarán de un fondo que será creado para incentivar la
exploración; de modo que ahora gozarán de un subsidio más, que se suma al que
ya recibían los pozos pequeños.
¿Y a donde irá la plata ahorrada?
Según declaró el ministro de hacienda en la televisión, el gobierno destinará
la plata ahorrada a aliviar el impacto social del decreto. Para ello hay una
serie de medidas.
Una parte importante se destinará a los gobiernos departamentales, pero esto no
garantiza nada, porque según el patrón no-productivo de inversión pública
vigente estos fondos beneficiarán a los empresarios –muchos de ellos nuevos- a
cargo de las obras de asfaltado y demás, es decir a las élites locales que son las
más beneficiadas con el autonomismo.
Otra medida es la promesa del seguro a la producción de los campesinos. Esta
medida es como el alza de salarios que prometieron los separatistas en Santa
Cruz, el 2008, fácil de hablar pero difícil de aplicar. Se trata de medidas y
promesas destinadas a hacer que los sectores favorecidos por estas no se
plieguen a las protestas, se trata de sobornar al pueblo con algunas migajas
para que esté feliz con la entrega de nuestros recursos naturales, cosa que
hizo Goni con el Bono Sol y la promesa de la libretita de accionista de las
capitalizadas para los ciudadanos.
Este tipo de inversiones no es nada nuevo. Recordemos que en los tiempos del
21060 el neoliberalismo creó, entre otras cosas, el Fondo de Desarrollo
Campesino, que en vez de paliar algo, dio origen a los acostumbrados nuevos
ricos de cada nueva época, o “nueva forma de hacer política” que nos ofrecen
los t’arajchis del palacio. Las medidas de siempre dan los resultados de
siempre.
¿Por qué no nos autoabastecemos de combustibles?
Aunque el decreto 748 sostiene “Que se ha evidenciado que la demanda creciente
de carburantes en el mercado interno responde a actividades de contrabando…”,
lo cual es falso, el problema es que el gobierno en vez de hacer de YPFB una
empresa productiva, para garantizar entre otras cosas, el abastecimiento
interno, centró toda su política energética en esperar la buena voluntad de las
transnacionales. Esta ha sido la característica central de la política del
gobierno desde antes de la nacionalización, que en vez de hacer cumplir la ley
3058, dio nuevos plazos a las empresas para firmar nuevos contratos, porque no
refundó YPFB como ya ordenaba dicha ley, porque no industrializó, porque no
firmó los nuevos contratos tomando en cuenta las auditorías como decía esa ley.
Las auditorias como sabemos se hicieron tarde, sus resultados fueron fondeados,
y sus autores desprestigiados.
El resultado es por demás claro: ahora el país depende de los hidrocarburos de
las transnacionales en más del 80%. La situación es peor si consideramos quién
maneja las capitalizadas y cómo. La revelación reciente de una cuantiosa
desaparición de las reservas muestra que el gobierno desde el 2006 no tenía una
política de reservas y a pesar de ello nos mareó una y otra vez con millonarias
promesas de industrialización y exportación.
Si el gobierno hubiera dado a YPFB su antiguo rol de empresa productora, ahora
sería innecesaria la medida que está tomando, pero con la dependencia de la
producción de las transnacionales y con el mercado interno desabastecido por
las mismas resultaba fácil para estas apretarle el collar al gobierno para
obligarle a obedecer; para que nos mande obedeciendo a las transnacionales,
solo era cuestión de tiempo.
¿Quiere esto decir que esta medida fue patrocinada por las transnacionales?
El gobierno ha llamado a su medida “nivelación de precios” oponiéndose al
nombre de “gasolinazo”, pero esta es una discusión inútil. Lo que en realidad
ha hecho el gobierno es aplicar la liberalización del mercado interno de
combustibles, esto es neoliberalismo puro.
La liberalización del mercado interno de combustibles ha sido una vieja demanda
de las transnacionales ya expresada desde el 2003 sosteniendo que la subvención
a los hidrocarburos desincentiva la inversión. El mismo gobierno ha reconocido
hoy -28 de diciembre- en un discurso en Puerto Acosta, ante tres provincias de
La Paz que las empresas “que trabajan para” YPFB no quieren invertir porque con
el precio de 27 dólares el barril trabajarían a pérdida. Similar opinión emitió
el ministro de hacienda. Esto muestra que la política hidrocarburífera oficial
se somete a lo que quieren las transnacionales. Recordemos a propósito las
declaraciones del Presidente de la CBH, Magela, el año pasado: “La función de
YPFB ha de limitarse al rol regulador y debe de alejarse de la parte
operativa”. ¿No está claro que se ha hecho como él quería?
Es muy elocuente que la derecha por su parte, no ha cuestionado la medida en
sí, solo ha cuestionado la forma. Esto para el gobierno es una victoria
política; léase bien, la victoria es que sus divergencias con la derecha no
sean de fondo sino solo de forma.
Bien, ahora una nueva etapa comienza y como en 1985 esta etapa encuentra al
movimiento social gravemente debilitado por el compromiso de importantes
sectores de dirigentes con el gobierno de turno faltando a su compromiso con
las bases y con el país.
* El autor es investigador del CEDIB.