ACADEMICOS, CIENTISTAS SOCIALES Y POLITICOS DEBATEN
SOBRE EL INSTITUTO DORREGO DE
REVISIONISMO HISTORICO
NOTA DE REDACCION

Por:


Publicado el 01/01/2012

La Revista "Patria Grande" considera que el debate sobre el Instituto Dorrego relativo al Revisionismo Argentino, lejos de agotarse con las notas que se publican a continuación, se halla en sus comienzos. Desea, por el contrario, que su profundización sirva para esclarecer los alcances ideológicos de la Izquierda Nacional en los decisivos años que se avecinan para nuestra América. Por esta razón, ofrece sus espacios a todos los compañeros, amigos y simpatizantes de la obra de Jorge Abelardo Ramos a exponer sus puntos de vista sin limitación alguna.

 

I.-

 

DECRETO 1880 DEL GOBIERNO ARGENTINO

 

El Gobierno creó el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, que dependerá de la Secretaría de Cultura y cuyo primer presidente será el historiador y escritor Mario "Pacho" ODonnell.

 

 

El flamante instituto fue creado a través del decreto 1880, publicado hoy en el Boletín Oficial. Tendrá 33 miembros, todos ad honorem. Entre sus primeros integrantes están Felipe Pigna, Hugo Chumbita, Hernán Brienza y Jorge Coscia.

 

 

Entre otras funciones, el flamante Instituto tendrá a cargo los premios "José María Rosa" –que se entregará cada dos años "al historiador, ensayista o pensador argentino que más se haya destacado en la investigación, elaboración y divulgación de la historia revisionista nacional"- y "Jorge Abelardo Ramos", que distinguirá "a quien se haya destacado, dentro del territorio iberoamericano, en la historia revisionista continental".

 

 

También serán competencias del instituto "la investigación histórica y los estudios historiográficos, críticos, filosóficos, sociales, económicos, educacionales, jurídicos y políticos referidos a la acción pública y privada de Manuel Dorrego y de todas y todos aquellos que, como él, abogaron por una Patria de raíces nacionales, populares, democráticas y federalistas".

 

 

Además, deberá prestar "asesoramiento previo con relación a la realización de actos referidos a las personalidades históricas abarcadas por él".

 

 

El decreto de creación lleva las firmas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; y los ministros de Economía, Amado Boudou, y Educación, Alberto Sileoni.

 

II.-

 

COMENTARIO

 

El unitarísimo Instituto Revisionista Manuel Dorrego

 

Es muy gracioso el decreto de creación del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, que puede leerse en PDF aquí. Creo que lo único adecuado de dicha institución es que la presida Pacho ODonnell, quien ha probado sus credenciales revisionistas siendo muy revisionista con su propia persona, habiendo ocupado cargos públicos bajo los mandatos de Alfonsín, Menem y Kirchner. Pero de los muchos dislates del decreto me gustaría concentrarme en el siguiente:

 

De 33, sólo hay un cupo para 5 del interior. (Y el cupo femenino sorprende, también, por lo bajo). Recordemos que se trata de un instituto que busca rehabilitar a las figuras federales del Interior como Bustos, Quiroga, Varela, el Chacho Peñaloza, Ramírez y López. Uno podría pensar: ¿para qué poner los cupos? Si son tan federales, seguramente nombrarán en la Asamblea a muchos miembros del Interior del país. Veamos a los 33 (número que no se entiende si es para que no haya empates, o para homeanjear a nuestros hermanos chilenos –”Estamos bien los 33″– o uruguayos) y su lugar de origen o residencia:

 

Fijaos que la cuota del “Interior” está cubierta, pero de manera un poco tramposa. Sacando dos representantes de Misiones, todos los demás son de –o residen en–  las provincias ricas de la Pampa Húmeda: Entre Ríos 2, Santa Fe 2 y todos los demás (si estoy contando bien) de la provincia o ciudad de Buenos Aires.

Che, no es muy federal esto. Pilas acá, Pacho. ¡No hay un sólo representante del antiguo interior! Ni una persona de esos pueblos del Interior argentino arrasados por las políticas librecambistas de Mayo, de Rivadavia y de casi todos los que siguieron. ¿Nada quedó, Pacho? Meté un riojano, un catamarqueño, alguien de Salta, de Jujuy, un cuyano, o aunque más no fuera un cordobés! Te lo ruego, que si no los héroes federales que quiere rehabilitar tu Instituto siguen revolcándose en su tumba.

 

III.-

 

BIENVENIDO EL DEBATE

                                                                                                           Horacio A. López

 

El iberoamericanismo, inventado por los propios españoles, viene a ser el espacio de legitimación de los planes neocoloniales de España para América Latina y el Caribe.

Las voces que se levantaron airadas desde el mundo de la “Academia” por la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego aparecieron como una postura de defensa de una paternidad que no les corresponde y de desprecio a los llamados por ellos “divulgadores”, sin tener en cuenta lo mucho que han aportado grandes divulgadores de la historia al conocimiento de la misma, y negándoles el mérito equivalente a muchos que poseen más oficio y conocimientos que muchas de esas voces destempladas.

Bienvenido el instituto al mundo de los debates y la divulgación de nuestra historia, de la verdadera historia popular que necesita ser desarrollada, reformulada y reescrita. Pero valgan algunas precisiones.

Se puede aceptar la argumentación del director designado para presidir dicho instituto, de que su creación responde a una demanda histórica: “La de la necesidad de una historia nacional, popular y federalista”; pero dicho así solamente daría a entender que hasta ahora no existía una producción capaz de atender dicha demanda; o sea, se ignoraría lo mucho que en divulgación y en producción de investigación histórica se viene desarrollando, sobre todo desde el propio campo popular. Existe una demanda histórica alrededor de reconstruir una historia popular y, sobre todo, poner en primer plano a los verdaderos protagonistas de los procesos de cambios.

En el caso que nos tocó en estos años, de conmemorar el Bicentenario de la guerra de independencia continental, aparece nítida la demanda de hacer honor a los que llevaron adelante dicha gesta y nos dieron la libertad: las amplias masas de criollos postergados, de indios, de esclavos, de mestizos y mulatos y, desde el punto de vista de género, de las mujeres que lucharon y condujeron a la par de los hombres. Hay que rescatar del olvido, en la medida de lo posible, los nombres de esos y esas protagonistas. Dentro de ese proceso de revisionismo histórico, levantar más alto a personajes populares, hoy no tan “honrados” por la historia liberal, como el propio Dorrego, Monteagudo, Artigas, Felipe Varela, Juana Azurduy, etcétera. Esa demanda histórica es parte de la lucha ideológica que se da también en el terreno de la historia, y cubrirla no es una tarea que comenzará desde cero, ya que hay mucho andado.

Un tema que hace ruido es la definición de “iberoamericano” luego de “argentino” en la denominación del instituto. El “iberoamericanismo”, inventado por los propios españoles, viene a ser el espacio de legitimación de los planes neocoloniales de España para América Latina y el Caribe en el siglo XXI. Allí están las reuniones de presidentes, de ministros de diversas áreas, etc, de lo que pretende ser un foro que alternativice a la OEA, y ahora, seguramente y con más razón para ellos, a la CELAC. Uno de los debates actuales en la historiografía, que se planteó con fuerza en el V Foro Internacional de Filosofía, convocado en Venezuela en 2010 bajo el lema “La Historia como herramienta de transformación liberadora de la sociedad”, y que convocó a decenas de historiadores del continente, es el que se plantea si la revolución de principios del siglo XIX en Hispanoamérica fue o no un complemento de la revolución liberal burguesa en España. Rechazar la afirmativa y reafirmar la originalidad y particularidad del proceso independentista en América, sin negar obviamente las mutuas influencias, es una postura ideológica de rechazo del concepto de “colonialismo”. Hay que descolonizar a la Historia que se produce desde este lado, como hay que descolonizar también nuestras propias mentes. Por dicha razón aparece como mal puesto el aditamento de “iberoamericano” en la definición del instituto, si lo que se pretende es producir una historia “alternativa a la liberal, oligárquica, porteñista, antipopular y antiprovincial”, al decir de ODonnell.

En consonancia con los procesos de cambios que vive Sudamérica, que han puesto en agenda las viejas banderas de la guerra de independencia, como la de la unidad, la de la Confederación de Repúblicas, hoy traducidas en integración económica, política, energética, cultural, en mecanismos de defensa contra los colonialismos de turno, como la Unasur, la CELAC, la producción historiográfica y su enseñanza deben partir de la misma clave continental: la de concebir y difundir una historia de la revolución continental, “el acontecimiento más importante de todos los siglos después de la irrupción del cristianismo”, al decir del polemista y escritor chileno del siglo XIX, José Victorino Lastarria.

Fuente: http://tiempo.infonews.com/notas/sobre-demanda-de-una-historia-popular

 

IV.-

 

LOS ACADEMICOS Y CIENTISTAS SOCIALES

 

                                                                                              Mariano Cabral

 

(Responsable de Formación Política de Capital Federal - Peronismo Militante I)

 

 La reciente creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego ha originado una polémica y el rechazo expreso y militante por parte de los académicos de la historia y otros cientistas sociales en general.

Según ellos es un intento de imponer una mirada maniquea de la historia, reemplazando a un inexistente “discurso hegemónico” por una nueva historia oficial. Además, acusan a los integrantes del Instituto de ser un conjunto de ignorantes que ni siquiera están al tanto de los progresos de la ciencia histórica, atados a interrogantes antiguos, ya sepultados por el avance global de las ideas. La crítica también sugiere la invasión a funciones reservadas a organismos autárquicos del Estado (esos mismos que alguna vez Ernesto Guevara llamó “un Estado dentro del Estado”). Parece que los revisionistas no sabrían que ellos mismos son la anquilosada expresión de otro objeto de estudio, que la ciencia histórica ya tendría identificado, descripto y debidamente archivado.

Los detentadores del poder académico fingen ignorar que hace más de 60 años existe una corriente de pensamiento que ha proclamado la necesidad de emancipar las ideas y las ciencias sociales en general (no sólo la historia), de la tutela que ejercen las usinas de pensamiento de las potencias hegemónicas. Para mantener esa ignorancia fingida, deforman a su interlocutor, como cuando afectan desconocer la diferencia entre los hermanos Irazusta y Jorge Abelardo Ramos, y eligen hablar de Irazusta, pretendiendo hablar así del “revisionismo”. Selección que un incauto podría confundir con ignorancia, pero que esconde el fin de negar todo lo posterior; o sea: Ramos, Scalabrini Ortíz, Hernández Arregui, José María Rosa o Fermín Chávez. El primer revisionismo (el de los Irazusta en los `30) a pesar de haber cumplido un papel importante en la historiografía y en la política argentina al orientar la mirada hacia el dispositivo de dominación colonial, era subsidiario del surgimiento del fascismo en Europa (con su antiliberalismo y anglofobia). O sea: practicaban un nacionalismo importado, una contradicción evidente. Ese nacionalismo aristocrático era, a su modo, otra expresión de la colonización pedagógica.

Un instituto histórico revisionista en nuestro país no viene a sacarle trabajo a nadie, ni a ocupar espacios (materiales) que pertenecen a otros. Y mucho menos a falsear la narración de la historia. Sí viene a luchar por los espacios simbólicos, y a dar su aporte en la batalla cultural que vive nuestro país y a la que convocó la presidenta. Es la batalla por la emancipación de las ideas. La creación del Instituto Histórico Revisionista Iberoamericano implica un respaldo decisivo a la investigación y publicación de trabajos que aborden la problemática local y regional reconociendo la centralidad de la cuestión nacional y de la cuestión social. Perspectivas que no conforman el eje de las preocupaciones de nuestros académicos, y en cambio sí de buena parte de la sociedad. La investigación histórica tampoco puede reducirse a la estadística, el número, la microhistoria. Están muy bien quienes se ocupan de clasificar la información disponible, pero necesitamos quienes interpreten esos datos a la luz de nuestra realidad, ya que la historia tiene que hablarnos de nosotros, aquí y ahora.

En Argentina está en debate quienes fuimos y de dónde venimos, porque está en debate quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Este es el centro de la cuestión y es legítimo que el Estado nacional se meta a fomentar este debate. No suprimiendo voces sino alentando a quienes sostienen una interpretación crítica sobre nuestro pasado, que se apoya, entre otras cosas, en una crítica a las escuelas historiográficas dominantes en la academia desde hace más de 100 años. Desde algunas universidades y sus institutos históricos nos advierten que ya no hacen historia como la de Mitre, que ha cambiado el paradigma científico, pero no pueden negar (como jamás han negado) su adscripción al ideario político de aquellos “padres fundadores”. Y como ellos mismos saben, la adscripción ideológica orienta las preguntas y condiciona la hermenéutica, o sea la interpretación de los hechos que hace el investigador.

Fingir que este debate no existe carece de sentido. El debate por la historia se ha instalado y seguirá por un largo rato. Es indispensable investigar con rigor y aplicar correctamente los métodos, pero estos son instrumentales y deben estar separados de la hermenéutica, que es lo que acá se discute. Mientras los presupuestos universitarios se vayan por la canaleta de estudiar la Europa medieval y la formación del “burgo” porque nuestros orgullosos intelectuales, marxistas rigurosos, quieren saber decir más sobre las condiciones de nacimiento del capitalismo, entonces será necesaria una iniciativa como la del Instituto Dorrego; y si los espacios universitarios preexistentes orientados a la historia nacional quieren sostener la farsa que ellos no polemizan con el revisionismo porque es una escuela del pasado -cuando gran parte de su producción está orientada a negar las tesis revisionistas- entonces será necesario el Instituto Dorrego.

Más allá de las virtudes intrínsecas del enfoque historiográfico identificado como “historia social”, los representantes de esta corriente en nuestro país, y sobre todo el pequeño pero poderoso conjunto de docentes y profesionales conocidos en ámbitos académicos como “los modernos”, han hecho con la historia social y otras herramientas un escandaloso gatopardismo, cambiando las formas para que nada cambie en los contenidos. Es la ardua tarea cotidiana de cuidar el quiosquito. La interpretación académica “oficial”, parece parada en un elementalísimo hegelianismo en la historia: lo que es, es lo que merecía ser. Así se sostiene que el proceso de descomposición del antiguo imperio español en América, y su fragmentación en una veintena de repúblicas dependientes del comercio británico, ocurrió sencillamente porque tenía que ocurrir. No es más que un reflejo de la división internacional del trabajo” (nada de “imperialismo”, no seamos folclóricos en nuestras expresiones). Quienes lucharon en contra de la balcanización de América, como San Martín, Bolívar, Artigas, Monteagudo, o Morazán en Centroamérica, eran apenas grandes utopistas, quijotes alucinados que no comprendían hacia dónde soplaban los vientos de la historia. En cambio Santander, Páez, Rivadavia o Portales eran los auténticos real-políticos, que sí comprendieron y fueron los verdaderos intérpretes de su época… y vencieron (fueron el hecho positivo), así que juzgarlos éticamente resultaría anacrónico: una actitud irrelevante en términos historiográficos.

Si para un europeo puede ser importante aprender algo más del burgo, para nosotros es fundamental estudiar el proceso de conformación de nuestras repúblicas y de las ideas que sostuvieron los diferentes proyectos de país. Desde aquellos hombres a nuestros días existe una continuidad que necesita ser rescatada en función de ciertos objetivos políticos, económicos y sociales que están estrechamente vinculados al proceso de unidad regional. Conocemos la técnica de escindir las luchas del pasado de las del presente, y al respecto podríamos introducir una conocida cita de Rodolfo Walsh; pero mejor, esta de Perón, dicha hace casi cuarenta años: “La historia grande de Latinoamérica, de la que formamos parte, exige de los argentinos que vuelvan ya los ojos a su patria, y que dejen de solicitar servilmente la aprobación del europeo cada vez que se crea una obra de arte o se concibe una teoría”. Siguen soplando nuevos vientos desde el sur.

 

V.-

 

EL INSTITUTO DORREGO Y EL LEGADO DE ABELARDO RAMOS

 

                                                                                          Leopoldo Markus

 

En la reciente reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), celebrada en Caracas, la presidenta de la Argentina, Cristina Kirchner presentó a Dilma Roussef un ejemplar de la edición brasileña de la obra de Jorge Abelardo Ramos (JAR), Historia de la Nación Latinoamericana, tal vez la obra más importante del historiador y político argentino de la Izquierda Nacional (IN).

 

1.- El legado intelectual de Jorge Abelardo Ramos y la Izquierda Nacional

 

Resulta auspicioso que la obra de Ramos, sea difundida por nuestra América Latina, ya que como decía Marx, el proletariado anuncia sus grandes triunfos políticos con grandes triunfos en el plano de las ideas. Y las batallas teóricas y políticas, que en vida dió Ramos en pos de la Unidad Nacional de América Latina, estuvieron en consonancia con la consigna política que León Trotsky postulara en la década del 30, de que los EEUU Socialistas de América Latina, constituyen la única forma de terminar para siempre con el estancamiento y la dependencia de nuestro continente.

 

Dicha situación generada durante el siglo XIX por la intervención simultánea, a partir de las Guerras de la Independencia contra el Imperio Español, por parte de la diplomacia británica al sur del continente y de las intervenciones militares norteamericanas en México, el Mar Caribe y el norte del continente sudamericano.

 

Los poderes imperiales mencionados, aliados con sus socias menores, las oligarquías latinoamericanas, establecieron un sistema económico y social dependiente y orientado hacia el Mercado Mundial. Los principales instrumentos de dominación político-ideológico que justificaren la Dependencia, fueron la balcanización territorial y la colonización cultural, “pedagógica” en el decir de Arturo Jauretche. La balcanización creó la ficción, aún subsistente, de 21 repúblicas –supuestamente independientes-, con fronteras preestablecidas, FFAA, Aduanas, mirando hacia Europa y los EEUU, monoproductoras y monoexportadoras, con economías primarias agroexportadoras o minero extractivas. Los políticos e intelectuales que a comienzos del siglo XX se opusieron a este sistema de la Dependencia, como por ejemplo el argentino Manuel Ugarte, fueron perseguidos u oscurecidos.

 

El gran mérito de JAR fue rescatar del olvido a Ugarte y vinculó el pensamiento y la acción nacionalista y socialista del mismo, con los aportes teóricos del marxismo efectuados por León Trotsky.

 

La Unidad Nacional de América Latina, considerada como el Derecho a la Unidad, en contraposición al Derecho a la Separación en el caso de las naciones rusificadas por el zarismo, fué el principal aporte teórico de la IN a la comprensión de la Cuestión Nacional Latinoamericana. Para demostrar tal postulado, la IN, de cuya corriente Ramos fué el principal -pero no el único- divulgador, efectuó la revisión marxista de la historia argentina y latinoamericana, desmitificando la falsificación liberal de la historia y efectuando el análisis crítico -en el caso argentino-, del revisionismo rosista. Puso como principal protagonista en el papel transformador de la historia a las masas gauchescas en el siglo XIX, reivindicando el papel de los caudillos federales decimonónicos, como expresión de la resistencia nacional, frente a las burguesías portuarias y a los propietarios rurales, asociados a la dominación extranjera. A su vez en el siglo XX, la aparición de un  nuevo protagonista, el proletariado industrial, hijo del desarrollo productivo interno, generado por Revoluciones Nacionales, como las de Argentina y Brasil, unido a los sectores nacionalistas de las FFAA, crearon un nuevo tipo de caudillos militares y civiles, expresión multitudinaria de frentes únicos antiimperialistas.

 

 

Por todo ello, Ramos levantó a Hipólito Yrigoyen y a Juan Domingo Perón, como expresión de dichos frentes en la Argentina y denunció tanto a las camarillas oligárquicas, así como al nefasto papel de las izquierdas europeizantes del socialismo amarillo y del stalinismo, aliados de los frentes oligárquicos imperialistas –como la Unión Democrática de 1945/46-, correas de transmisión del poder del imperialismo y de un “antiimperialismo” e internacionalismo, funcional con los intereses exteriores de la política de Estado de la URSS.

 

2.- La Izquierda Nacional y el 2 de abril de 1982

 

La recuperación de las Islas Malvinas por parte nuestras FFAA, el 2 de abril de 1982, usurpado 149 años atrás por el Imperio Británico, le confirmó a Ramos su concepción histórica de los dos ejércitos. Cuantas veces había repetido hasta el cansancio que las Fuerzas Armadas de un país semicoloniales, variaban entre las oligarquías y el nacionalismo popular y antiimperialista. Resultaba irónico que en la Argentina, la dictadura militar más sangrienta que había conocido el país, fuera la que tuviera a su cargo la inmensa tarea histórica de recuperar las islas. Su claridad conceptual, le hizo expresar que Gran Bretaña enviaría a la flota colonialista para recuperar las islas. No solo estaba convencido de que GB atacarían, sino también que su aliado histórico, los EEUU, los ayudarían materialmente, como efectivamente ocurrió, con la entrega de información satelital y suministros militares. Ramos planteó que el momento histórico, hacían renacer las esperanzas de una nueva etapa de la Revolución Nacional. Lamentablemente, la traición de los altos mandos militares al Gral. Galtieri y su alianza con la partidocracia, a la caída de Puerto Argentino el 14 de junio de 1982, deseosa de llegar a un acuerdo negociado con las burguesías imperialistas, impidieron que ello ocurriera. Había comenzado la era de la Desmalvinización. Pero su claridad teórica aún sigue vigente y forma parte del arsenal  de la futura Revolución Nacional.

 

3.- El ocaso de Ramos

 

En el ocaso de su vida, Ramos retrocedió sobre sus pasos originales, pensamos que por la caída de la URSS, renegó del materialismo histórico y del marxismo, pactó con Menem y apoyó a este en su proceso de entrega del país al imperialismo norteamericano, al colonialismo inglés y al FMI. En cierto modo la involución de sus últimos años, tuvo el mismo sino trágico de Jorge Plejanov, introductor del marxismo en la Rusia zarista, a fines del siglo XIX y que terminó adscribiendo al menchevismo y en contra de la Revolución soviética de octubre de 1917. De cualquier forma, el legado de la obra de JAR, supera su lamentable final y abre el camino para la futura reconstrucción del Frente Nacional o Frente Unico Antiimperialista y de su dirección acéfala desde la muerte de su último jefe, el Gral. Juan Domingo Perón, ocurrida el 1º de Julio de 1974. Pero la difusión de la obra de Ramos, por parte del Estado argentino, de ninguna forma pretende impulsar un gran debate de la historia argentina y latinoamericana, para sostener un proceso revolucionario presente, sino que muy por el contrario está diseñado para  justificar ideológicamente el proceso de entrega al imperialismo y al capital financiero que realiza el kirchnerismo.

 

4.- La adulteración kirchnerista, busca justificar ideológicamente su política de entrega al imperialismo y el capital financiero, con la obra de JAR y la política de la Izquierda Nacional

 

Lenín decía que las clases dominantes, en vida de los grandes revolucionarios, los persiguen e ignoran, con el objeto de descalificarlos ante las masas y ya muertos, deforman su pensamiento para ponerlos al servicio de los intereses de la dominación de clase. Así pasó con Carlos Marx, cuya obra revolucionaria de liberación de los oprimidos, por obra de los ideólogos y economistas pequeño-burgueses del imperialismo, se transformó en el tiempo, en una teoría económica más, para consumo de los estudiantes de Economía Política y de los millonarios cultos. Algo parecido está ocurriendo con la obra político – social de la Izquierda Nacional argentina y particularmente con el legado de su principal expositor y divulgador, Jorge Abelardo Ramos, que el kirchnerismo la quiere colocar al servicio de la entrega y el latrocinio, con la complicidad de renegados del marxismo y del socialismo.

 

El kirchnerismo, expresión política de la pequeño-burguesía cipaya al servicio del capital financiero, del imperialismo y de la burguesía prebendaría, socia menor de aquellos, pretende justificar teóricamente el vergonzoso proceso de coloniaje impulsado por la Presidenta Cristina Fernández de extranjerización y entrega económica, social y cultural de la Argentina, con el claro objetivo de desmovilizar a los sectores avanzados de las clases medias y de a clase obrera, sobre todo cuando la crisis mundial del imperialismo y de los países metropolitanos se profundiza y en momentos en que acaba de realizar en el país, un profundo ajuste fiscal y tarifario, al mejor estilo del FMI. Es en ese punto, hacia el cual concurren los sirvientes intelectuales del kirchnerismo, renegados del socialismo de la IN, como Ernesto Laclau, Norberto Galasso, Julio Fernández Baraibar, Jorge Coscia, Néstor Gorojovsky y de otros hombres de mayor o menor talento, que pretenden ponen al servicio de aquel, la ideología del proletariado y la concepción de la IN sobre la Cuestión Nacional de América Latina y dando los elementos teóricos que no tiene el kirchnerismo y al mismo tiempo efectuar una tarea de neohabla criollo, similar al doble lenguaje stalinista de la novela de George Orwell, 1984. Esto está claro en el caso de Enesto Laclau.

 

Laclau, expulsado en 1967 del PSIN , por conspirar internamente contra Ramos y romper con la línea partidaria, hoy aparece 45 años después laudando a JAR y “reivindicando su pensamiento”. Rápidamente Laclau, de indudables dotes intelectuales, se fue del país y se puso al servicio de la burguesía imperialista inglesa, haciendo carrera en Gran Bretaña. Profesor en la Universidad de Essex, el “teórico del populismo”, jamás reivindicó los legítimos derechos territoriales argentinos sobre las Islas Malvinas, ni emitió palabra alguna sobre la usurpación colonialista británica en el archipiélago, de la militarización del mismo, para asegurar el pillaje imperialista de nuestros recursos ictícolas e hidrocarburíferos. Nada que ver con Ramos, que reivindicó la gesta malvinera y estuvo presente el 8 de abril de 1982 en Puerto Argentino, en la sunción del Gral. Benjamín Menéndez, como Gobernador Militar de las Malvinas.  Laclau, nunca abrió la boca sobre nuestros derechos soberanos sobre el archipiélago malvinero, porque si lo hubiera hecho, los ingleses, que además de colonialistas e imperialistas, son gente seria, lo hubieran expulsado de inmediato de sus cátedras y de Gran Bretaña. Los privilegios académicos de la metrópoli imperialista, para ser mantenidos, requieren de determinados “sacrificios” a los Gunga Din nativos, que ellos tienen asumidos y cumplimentan.

 Estos “meritos al Imperio Británico” de Ernesto Laclau, le permiten asesorar a la Presidenta Cristina Fernández, que simula ser peronista, cuando es todo lo contrario, al haber formado parte, en la década del 70, en la Universidad de la Plata de la Juventud dorada –reconocida enemiga del Peronismo, de Perón y de la clase obrera-, y cuyo jefe político era el actual Diputado Carlos Kunkel, Jefe de la Regional II de Montoneros del grupo terrorista y planificador del intento de copamiento del Regimiento de Infantería de Monte 29 en Formosa, el 5 de octubre de 1975 .

 En el fondo, Laclau es un socialdemócrata pro imperialista, que negando la obra y el pensamiento de Ramos y de la IN, pretende justificar ideológicamente a una nueva Unión Democrática de stalinistas, de ex Montoneros, de la dirección ultracorrompida del PJ y de renegados –como él mismo- de partidos de la izquierda cipaya y de la izquierda nacional, que administran el coloniaje cultural y económico de la República Argentina, en favor del imperialismo y del capital financiero.

En línea de la falsificación del presente, utilizando la “revisión” del pasado, se inscribe la creación del Instituto Revisionista Iberoamericano Manuel Dorrego, como si el propósito fundacional del mismo, fuese crear una institución que pretenda dar una batalla ideológica contra la oligarquía y sus corifeos pretéritos y presentes. En rigor de verdad, el verdadero propósito de este “Instituto”, dependiente del Poder Ejecutivo Nacional, es un intento de falsificar, no la historia sino justificar ideológicamente el coloniaje presente, utilizando para ello los nombres de caudillos y luchadores nacionales, antioligárquicos y antiimperialistas del pasado argentino, caros al interés nacional como Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos o Juan José Hernández Arregui. La propia composición de su directorio, es prueba de ello. Director del Instituto, es Mario “Pacho” O´Donell, ex funcionario radical alfonsinista, ex embajador durante la presidencia de Carlos Menem y ahora kirchnerista, como podría serlo de cualquier otro gobierno, dada su característica de saltimbanqui político democolonial. Otros hombres  que integran al Instituto son: Felipe Pigna, reconocido stalinista y Eduardo Anguita, antiguo terrorista del ERP.

Anguita, como integrante del llamado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), el 6 de septiembre de 1973 dirigió el intento de copamiento al Comando de Sanidad del Ejército, en pleno Gobierno Justicialista.

La consigna del ERP, era derrotar a la Burguesía y al Ejército opresor (en plena democracia...) y en esas “acciones”, asesinaron al Tte. Cnel. del Ejército Argentino, Juan Duarte Ardoy. Detenido por los hechos del Comando de Sanidad, fue procesado y condenado por la Justicia Federal a 16 años de prisión. Cumplió prisión hasta 1983 en que fue amnistiado por la Ley de Punto Final dictada por el Presidente Raúl Alfonsín. Como “premio”por haberse levantado en armas contra el Gobierno Popular y democrático del Gral. Perón -avalado por 7,5 millones de votos-, en el 2006 cobró una indemnización de U$S 252.000 y además, fue designado por el gobierno kirchnerista, Gerente en el Canal 7 del Estado, con generosos honorarios profesionales. Qué hubiera dicho Ramos, que al igual que el FIP (Frente de Izquierda Popular), nos opusimos decididamente al accionar terrorista, viniera de donde viniere y que tuvimos cros. asesinados por la Triple A y sostuvimos la legalidad política e institucional del Gobierno Popular. En rigor de verdad, ERP y Montoneros con la excusa de lucha por la “Patria Socialista” se levantaron en armas contra el Gobierno Popular, con el verdadero objetivo –consciente o inconsciente- de alfombrar el camino al golpe de estado imperialista, que finalmente ocurrió el 24 de marzo de 1976. El accionar terrorista de la década del 70, es responsable directo del actual estado de coloniaje de la Argentina.

Tanto Pigna como Anguita, básicamente son antiperonistas y antinacionales y por dichos méritos integran el directorio del Instituto Manuel Dorrego. Otros “historiadores” de menor cuantía, son Jorge Coscia y Víctor Ramos, ambos renegados de la Izquierda Nacional, a quienes no se les conocen la autoría de ningún material bibliográfico de cierta importancia. De la calidad de estos hombres, se nutre la reacción imperialista, disfrazada de “nacional y popular”, para cumplir su objetivo de desmovilizar, e inclusive engañar a sinceros gobernantes antiimperialistas como el Presidente bolivariano de Venezuela, Hugo Chávez.

3.- La Izquierda Nacional y el kirchnerismo

Resulta vergonzoso que hombres que provienen de la IN, hayan apoyado al menemismo y hoy lo hagan al kirchnerismo. Esto no tiene nada que ver con la concepción política de la IN. No sabemos cuál sería la posición de JAR, si hoy estuviese vivo, dada su declinación intelectual y política de los últimos años, que lo llevó a entenderse con Menem y que estuviese a punto de afiliarse al PJ, lo que no pudo efectuar por fallecer el día anterior al de esa ceremonia.

Todo lo que expresa el kirchnerismo, nada tiene que ver con el frente que expresara el Peronismo, entre el 17 de octubre de 1945 y la muerte de Perón el 1º de julio de 1974. Su base social fue el joven proletariado de origen provinciano, en alianza con el sector nacionalista del Ejército. Este último, sustituyó a la burguesía nacional en las tareas nacionales y sobre todo en su intento industrialista, en la que las Empresas del Estado, serían la base de la Acumulación Primitiva del Capital, que permitirían independizar a la Argentina del Mercado Mundial. Esa alianza entre la clase obrera y las FFAA, duró hasta 1955 y explica el estancamiento en el cual entró la Argentina a partir de allí y que se potenció a partir del golpe imperialista del 76. El golpe del 76 –que perfeccionó al del 55-, buscó terminar con la era del Peronismo, entendida como la semiautarquía de la Argentina frente al Mercado Mundial, la decidida intervención del Estado en la economía por medio de sus empresas públicas y de las políticas redistributivas e industrializadoras y restablecer los vínculos financieros con las metrópolis imperialistas, mediante la adhesión a los organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial y el Club de París y sobre todo terminar con la presencia política de las masas obreras y populares en la discusión de la cosa pública. Ese programa, que era el programa del imperialismo, del capital financiero y de sus socios menores internos, solo podía llevarse a cabo con una dictadura discrecional de corte semifascista, que hiciera las tareas sucias que se requerían. Eso es lo que hicieron los generales y el verdadero jefe del Proceso, el Ministro José Alfredo Martínez de Hoz. La Deuda Externa, iIegítima y fraudulenta, establecida en ese período, fue el instrumento financiero y político para esclavizar al país y que permitiera “justificar” el empobrecimiento relativo, que permitiría llevar adelante el saqueo de los ajustes fiscales,  de las privatizaciones y desregulaciones, que llevaron y lleva adelante la Democracia Colonial, continuadora de la Dictadura Colonial. Ahí es donde entra el kirchnerismo, que continúa el Programa de la Dictadura colonial y que llama “el Modelo”, de pago sistemático y puntual de los intereses y amortización de la deuda y su negativa a investigarla, el mantenimiento de las privatizaciones, el saqueo de los recursos naturales y  de un aumento en la redistribución cada vez más regresiva del ingreso, así como una total subordinación a los intereses del capital financiero internacional. Eso se lleva a cabo, mediante un lenguaje pseudo Derecho Humanista, cuyo objetivo es desmovilizar y someter al movimiento obrero a un chantaje inadmisible. Junto a ello, un gobierno en el que la corrupción institucional, supera todos los niveles históricos, inclusive al menemismo, lo que no es poco.

Si existen renegados de la IN, que están atados al kirchnerismo, por convicción, por razones pecuniarias o por ambas, ello no cambia. No es posible aceptar, de ninguna forma, que en nombre de la Revolución Nacional y los EEUU socialistas de América Latina, se pueda convalidar a la máquina sistemática de mentiras y de corrupción. La Teoría de la Revolución Permanente, expresada por primera vez por León Trotsky en 1905, fue establecida para liberar a la humanidad y no para oprimirla y menos con un sistema digno de Joseph Goebbels. La verdadera Izquierda Nacional, esta por la Liberación Nacional y Social de la Patria en marcha hacia el Socialismo y retomando las banderas liberadoras que dejó caer la dirección injusticialista. Este es el mejor homenaje militante al pensamiento y la acción de Jorge Abelardo Ramos.

 

Leopoldo Markus

Sec. Prensa y Propaganda

Partido Socialista de la Izquierda Nacional

Buenos Aires, 5 de enero de 2012