
Un ensayo de este
título publicado en la revista Counterpunch califica de sorprendente el
reconocimiento oficial y la novedosa transparencia con que se ha hecho público
que Estados Unidos dispone, desde hace más de medio siglo, de un programa de
asesinatos selectivos que ahora coincide con una visibilización sin precedente
del uso de aviones de guerra guiados por control remoto en diversos puntos del
planeta. La
noción de que exista una lista de gente a matar en el más alto nivel del poder
ejecutivo de Estados Unidos ha hecho que el tema haya tenido una fuerte
cobertura mediática, lo que denota preocupación por el hecho incluso en algunos
sectores del llamado “poder invisible”. El Washington Post señaló
editorialmente que “ningún gobierno ha
dependido tan extensivamente del asesinato de individuos para hacer avanzar los
objetivos de seguridad de la nación como el actual”. Por su parte, el New York
Times describe como “algo sin precedentes en la historia presidencial el papel
de Obama como supervisor directo de esta guerra en las sombras...” El ex
Presidente James Carter, en un artículo que publicó en el New York Times,
insistió en que “no se sabe cuántos cientos de civiles inocentes han muerto en
estos ataques (con drones), cada uno de ellos
aprobado por las máximas autoridades en Washington. Es algo antes impensable”.
Pero el hecho cierto es que estos homicidios a distancia y los asesinatos
selectivos con aprobación presidencial, han tenido lugar secretamente desde
hace al menos medio siglo. Lo único novedoso es que las recientes revelaciones
sobre las listas de gente a matar y los asesinatos con uso de drones se estén
haciendo de forma tan abierta.
“Quienes se alarman por las recientes revelaciones acerca de los listados de
gente a matar de Obama, tendrían que conocer, desde una perspectiva histórica,
cuántas personas nuestro país ha asesinado en el mundo”, apunta Noble.
El autor reseña los
cincuenta años de masacres y asesinatos selectivos de Estados Unidos en tres
partes. La primera describe la historia letal del programa de Fénix (Phoenix,
en inglés) contra Vietnam, que define como la fuente original de las
estrategias y tácticas terroristas posteriores de Estados Unidos. La segunda
trata acerca de las conocidas listas de gente a matar en Latinoamérica, y las
menos
divulgadas de países de otros continentes. La tercera aborda la resurrección
del programa Fénix en Irak, Afganistán y un creciente número de países con los
cuales “no estamos en guerra”. Fénix fue un programa altamente secreto
desarrollado en 1967 por la CIA en Vietnam con el fin de “neutralizar” la
infraestructura del Vietcong asesinando civiles sud vietnamitas sospechosos de
apoyar a los combatientes vietnamitas del Norte y del Vietcong. Aunque el
entonces Director de la CIA,
William Colby, declaró ante el
Congreso en 1971 que “ Fénix no es un programa de asesinatos”, admitió posteriormente
que las operaciones de Fénix mataron a más de 20.000
personas entre 1967 y 1972. La matanza de My Lai fue apenas una operación más
del programa Fénix. Con abundantes datos y argumentos, Doug Noble describe la
repercusión que este programa ha tenido para Latinoamérica.
La comunidad de inteligencia estadounidense adaptó Fénix a Suramérica mediante
un ultra secreto Proyecto X. Los métodos y técnicas de Fénix fueron utilizados en
la Operación Cóndor, responsable del asesinato de varios cientos de miles de
patriotas latinoamericanos. Las organizaciones criminales de casi todos los
países de la región sirvieron a Fénix para la obtención e intercambio de
información y colaboraron en la represión de las luchas e ideales contrarios al
hegemonismo de Estados Unidos en el subcontinente.
Durante la administración de Carter, Estados Unidos suspendió la aplicación del
Proyecto X por presuntas violaciones de los derechos humanos, pero bien pronto
la administración de Reagan reimplantó su vigencia.
“El programa de asesinatos con drones de Estados Unidos ha salido del closet.
Quienes durante años hemos protestado y combatido el ilegal, inmoral y
estratégicamente contraproducente uso de drones, la aptitud esquizofrénica de
matar por control remoto, el terror que genera un ataque de drones y el
inevitable (o intencional) asesinato de
cuantiosos civiles sospechosos de terrorismo advertimos ahora contra la
proliferación de los drones en el mundo y su utilización por fuerzas de policía
y patrullas de frontera para labores de vigilancia y objetivos supuestamente no
letales”, señala Doug Noble, un activista contra las guerras con residencia en
la ciudad neoyorquina de
Rochester.
El programa Fénix se ha hecho global, contribuyendo a proclamar a los Estados
Unidos de América como una verdadera nación asesina.