“En Estados Unidos se está centralizando el poder bajo una
sola pirámide de patronazgo definida como el complejo militar industrial. Dirás
que siempre pasó eso. ¿Pero está pasando más ahora? Sí, está pasando mucho más.
Las dieciséis agencias de Inteligencia
estadounidenses han sido agrupadas bajo un mismo
paraguas. El enroque entre el jefe de la
CIA y el de las fuerzas armadas significa que la CIA ha sido
arrastrada bajo la influencia del complejo militar industrial. Además, y sin
que llamara la atención, este año el presupuesto del Departamento de Estado y
el presupuesto de la Usaid
(agencia de asistencia del Departamento de
Estado) han pasado a ser parte del presupuesto de seguridad nacional”.
“Entonces toda esta ficción de que la Usaid era una agencia independiente,
como se les decía a los latinoamericanos, ya no lo dice más el gobierno de
Estados Unidos, ya no se sostiene de ninguna manera…la Usaid estaba trabajando codo
a codo con los militares,
entonces es natural que sus presupuestos pasaran
a formar parte del presupuesto para la seguridad nacional. La Usaid forma parte del esquema
de seguridad nacional y eso representa un importante traspaso de poder. El
Departamento de Estado había sabido ser un punto de poder independiente en
Estados Unidos, lo mismo que la
CIA. Ambos han sido barridos bajo la misma pirámide de
patronazgo, lo cual representa una
consolidación del poder”.
Citamos, como ayer, las palabras textuales de
Julián Assange, el periodista fundador de Wikileaks entrevistado por Santiago
O’Donnell del diario argentino Página 12. Wikilieaks es una organización de prensa
virtual, en internet, que difundió varios documentos secretos, reservados, de
países y organismos, así como de la banca
internacional.
Escogimos esos párrafos para vincularlos a dos
acciones conocidas por los bolivianos: la amenaza de expulsión de Usaid de
Bolivia en agosto de 2011 que no se concretó, por un lado, y el reconocimiento
de la Asociación Nacional de Prensa (ANP), que agrupa a propietarios de algunos
medios escritos de nuestro país, de recibir financiamiento de
otro organismo oficial estadounidense para
programas específicos.
Luego de anunciar el 24 de agosto de 2011 la
expulsión de Usaid, acusada de apoyar a sectores indígenas que se oponen a la
construcción de una vital carretera interdepartamental entre Cochabamba y Beni,
según denunció el ministro de la
Presidencia, Juan Ramón Quintana, dos días después el
canciller David Choquehuanca, aduciendo que no fueron errores de Usaid, sino
sólo de funcionarios de ese organismo, descartó la acción, por lo que la
entidad sigue operando en nuestro país.
“Expulsar a Usaid del país sería un acto
patriótico”, dijo sonoramente Quintana. ¿Las referencias precisas que da
Assange un año después (agosto de 2012), no confirman esa afirmación? ¿Qué dirá
ahora David Choquehuanca?
Pasemos ahora al National Endowment for
Democracy (NED), un organismo similar a Usaid, financiado con recursos de
Estados Unidos, cuyo presupuesto lo aprueba el Congreso norteamericano, y que
aporta dineros a la ANP.
Assange comenta en la citada entrevista sobre
pagos que recibe de Usaid una ONG denominada Fundamedios en Ecuador, hostil al
presidente Rafael Correa: “… cuando ves a Correa y los suyos quejarse de que Fundamedios
se financia con fondos de la
Usaid, yo me quejo también. Ya no hay disimulo”, dice, y
parece tener razón.
Hay dos tareas importantes, en consecuencia, que
están pendientes en nuestro país en torno a la recuperación de su dignidad en
distintos frentes institucionales: la aclaración precisa del rol de Usaid en Bolivia,
cuya expulsión no se concretó, que incluya un detallado informe de los
programas y proyectos que financia en Bolivia, y la
necesaria renuncia de la ANP a recibir financiamiento
de organismos extranjeros para sus programas y proyectos, dado que ponen en
seria duda (“Ya no hay disimulo”) la independencia de los medios que agrupa y
sus periodistas beneficiarios de “becas”, y el rol mismo de dicha institución
en nuestro país.