Costa Rica y El Salvador, que van a las urnas, y Bolivia, que lo hará en octubre, marcan el clima electoral para este año en América Latina. Pero sin dudas las presidenciales en Brasil aglutinarán las miradas del continente por la importancia geopolítica del país: con más de 200 millones de habitantes, tiene la sexta economía mundial y cumple un papel destacado en los procesos de integración regional.
Tres voces calificadas de ese país debaten sobre la situación política y
económica del gigante latinoamericano luego de tres gobiernos consecutivos del
Partido de los Trabajadores (PT). Se trata de João Pedro Stedile, uno de los
fundadores del Movimiento Sin Tierra (MST); Valter Pomar, dirigente del Foro de
San Pablo y miembro del equipo de Relaciones Internacionales del PT; y Nildo
Ouriques, presidente del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Federal
de Santa Catarina. Los tres respondieron vía mail el mismo cuestionario sobre
las movilizaciones de junio y julio de 2013, las recientes medidas del gobierno
de Dilma Rousseff, la conformación de una alianza opositora entre Eduardo
Campos y Marina Silva, y el "modelo" de integración regional que
buscará Brasil tras las elecciones de octubre de este año.
–Rousseff repuntó en las encuestas tras las movilizaciones de junio y desplegó
dos políticas audaces: el anuncio de destinar el 75% de las regalías petroleras
al presupuesto educativo, y la implementación del programa "Más
médicos", con especialistas de otros países, en particular Cuba. ¿Cómo
influyeron estas medidas en la mejoría de la imagen de la gestión del PT?
-Joao Pedro Stedile: Desde el punto de vista electoral, las perspectivas son
que Dilma sea reelecta. Pero el problema no es electoral: ahora es político. El
modelo neodesarrollista donde "todos" ganaban –aunque más el capital
financiero– se agotó como formula de atender las demandas populares. Ahora los
problemas candentes de educación, salud, reforma agraria y movilidad urbana
necesitan de reformas estructurales, que le quiten ganancias a los bancos y al
sector agroexportador. Para eso necesitamos de una reforma política, porque los
actuales gobernantes y parlamentarios son rehenes de las empresas privadas que
financian sus campañas. Hay una dicotomía entre el pueblo, sus intereses, y lo
que pretenden sus representantes. Y la reforma política es imposible de hacer
con este Congreso. Aun cuando la propia Dilma la propuso, fue derrotada por su
propio gobierno y base parlamentaria. De ahí que los movimientos populares
hayamos construido, como consecuencia de las movilizaciones de junio y julio,
una amplia plataforma para desarrollar un proceso de debate de la reforma
política con el pueblo, y hacer un plebiscito popular para la convocatoria de
una constituyente en el mes de septiembre. Las movilizaciones populares volverán
a la calle, tendremos un 2014 muy agitado.
-Valter Pomar: Las movilizaciones populares no fueron un "todo"
homogéneo: ni socialmente, ni políticamente. Pero fundamentalmente fueron
movilizaciones de la juventud trabajadora o hija de trabajadores, insatisfechos
con la calidad de la democracia y de las políticas públicas en Brasil. La
reacción de la
Dirección Nacional del PT, del ex presidente Lula Da Silva y
de la presidenta Dilma Rousseuff, fue reconocer el carácter positivo de las
movilizaciones y la coincidencia general entre lo que los manifestantes pedían
y aquello que nosotros, desde la izquierda brasileña, queremos para el país:
más igualdad, más democracia y más soberanía. Nuestra reacción política, más
algunas medidas prácticas adoptadas, sumadas al nivel general de empleo y
salario, explican la popularidad de la presidenta, a pesar de las fluctuaciones
durante las movilizaciones. Fluctuaciones que, en parte, se debieron a la
manipulación mediática, pero también a errores político–administrativos
cometidos por algunos líderes importantes del PT. Esperemos que, durante 2014,
aquellas reivindicaciones estimulen la campaña por la reelección de Dilma, para
un segundo mandato más radical que el primero.
-Nildo Ouriques: El gobierno de Dilma –más allá de limitadas acciones de
carácter social– se caracterizó por las privatizaciones de puertos, carreteras,
aeropuertos y los estadios de fútbol. El programa de "Más Médicos" es
una medida de emergencia. No se puede solucionar la profunda crisis de la salud
en el país sin una reforma del sistema y grandes inversiones. Los llamados
programas sociales de Dilma no son más que una especie de "digestión
moral" de la pobreza. Una forma que agrada muchísimo a las clases
dominantes, pues estas percibieron que pueden "solucionar" la
cuestión social con muy poca plata. Y la pueden "solucionar" sin
tocar la propiedad ni el poder de Estado. Quedó algo decisivo de las
movilizaciones: los que plantearon a Brasil como modelo se quedaron sin modelo.
Millones fueron a las calles para decir claramente que los problemas de salud,
educación, transporte, cultura, seguridad, etc, no pueden ser solucionados sin
una fuerte inversión. No se puede enfrentar la miseria brasileña con programas
sociales cosméticos. Yo sé que parte de una cierta tradición de izquierda cree
que fue "la derecha" quien salió a las calles en junio. Está mal: en
Río fueron los barrios pobres los que sufrieron una inmensa violencia de la
policía. En San Pablo también. Los dos gobernadores del eje Río–San Pablo están
con la popularidad en baja después de las movilizaciones. Lo
fundamental es que hay espacio social y electoral para el avance de una nueva
izquierda, más radical, más popular, más nacional, más latinoamericana, que el
país necesita.
–Una reciente alianza entre el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, y
la ex ministra de Medio Ambiente de Lula, Marina Silva –quien sacó 20 millones
de votos en 2010– sacudió el tablero político. ¿Esta coalición podrá superar al
PSDB y arrebatarle el lugar central de la oposición al PT? ¿Se trata de una
"nueva derecha", que ha comprendido los errores de su pasado y ha
"edulcorado" su discurso?
-JPS: Es probable que la fórmula Campos-Marina salga segunda, con chances
incluso de llegar al ballotage. Pero ellos no son oposición ni al PT ni a
Dilma. En mi opinión solamente son una versión distinta del mismo proyecto
neodesarrollista. Si ellos llegaran a la segunda vuelta, toda la derecha los
apoyaría para lograr derrotar a Dilma.
-VP: La segunda vuelta de Dilma puede ser contra una candidatura del PSDB
(Aécio Neves), o contra una candidatura del PSB (Campos). Cualquiera sea
nuestro oponente, su programa será social–liberal. El discurso neoliberal
clásico, tradicional, no puede ser presentado explícitamente. Por eso, las
candidaturas de la oposición van a ser "maquilladas". Pero el
contenido expresará los intereses del gran capital, que a pesar de todo no
quiere que el PT y la izquierda continúen gobernando Brasil.
-NO: El sistema político brasileño está agotado. El PT nació para luchar contra
el orden burgués pero resultó más eficaz como un partido dentro del orden. Hoy,
el sistema político brasileño es administrado por el "petucanismo",
una alianza estratégica entre "petistas" y "tucanos" (por
el pájaro tucán, símbolo del PSDB). Estos partidos pelean en cuestiones menores
y están cada día más cerca en lo fundamental. Eduardo Campos, hoy, no figura
como una alternativa a Dilma. Tampoco Marina Silva, que representa una fuerza
evangélica horrible. Además, todos defienden la política social en curso.
Dilma, en las circunstancias actuales, ganará. Pero ya no representa la
posibilidad de un cambio estructural en Brasil. No hay que olvidar que asumió
la presidencia con el propósito de erradicar la miseria del país, y estamos muy
lejos de ello.
–Aécio Neves, presidente del PSDB y candidato a la presidencia por este
partido en las próximas elecciones, manifestó su intención de que Brasil se
sume a la Alianza
del Pacífico (AP), bloque conservador integrado por México, Perú, Chile y
Colombia. ¿Cuál es su evaluación de estos dichos? ¿Cree que la Alianza del Pacífico es
una "contención" a otros mecanismos de integración como Mercosur,
Unasur, Celac o ALBA? ¿Cuál piensa que será la posición del próximo gobierno de
Rousseff en cuanto a la integración continental?
-JPS: La posición de Aécio de apoyar a la
AP es coherente con la derecha brasileña, el empresariado y
su partido. Su gobierno, el de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), fue gran
impulsor del ALCA y estuvo aliado a la política de subordinación que ofrecía EE
UU. Los empresarios que apoyan a Aécio hablan abiertamente de que habría que
reconstruir el ALCA –aunque no con ese nombre, que está desprestigiado–. Y el
camino sería una alianza con los países del Pacífico, o también impulsar una
alianza Mercosur–Unión Europea. Esto significaría que a través de Europa, que
ya tiene acuerdos con EE.UU, se logre transformar todo el occidente en un gran
mercado de libre comercio y circulación bajo el dominio de las empresas
transnacionales europeas y norteamericanas. Con ello la economía
latinoamericana pasaría a ser aún más dependiente y servicial de los intereses
extranjeros. Si gana Dilma seguirá fortaleciendo el Mercosur –para que se
vuelva un mercado de Unasur, a nivel económico–; y a nivel político seguirá
apoyando a la CELAC,
pero sin ganas de apoyar el proceso del ALBA, que es antiimperialista y
antineoliberal.
-VP: En el próximo gobierno de Dilma, Brasil va a continuar apoyando y participando de la CELAC, Unasur y Mercosur. La AP constituye, en lo esencial, un instrumento de integración subordinada a los EE UU. La política exterior de la oposición defiende a la Alianza del Pacífico porque es una forma disfrazada de intentar subordinarnos a los gringos.
-NO: Dilma no apoya ni Unasur, ni CELAC, ni ALBA. Su apoyo es también retórico. ¿Acaso Dilma apoya el Banco del Sur? ¿Acaso apoya un control estratégico de los recursos naturales desde Unasur? No. Dilma cree que Brasil puede avanzar solito en el mundo, sin una alianza con los países latinoamericanos. Ella piensa exactamente igual a los –cada día más flacos– industriales paulistas. Estos no quieren integración sino negocios con los países latinoamericanos.
Fuente original: https://mail.google.com/mail/u/1/?ui=2&shva=1#inbox/143f2a1f39589046