La CEPAL, ¿REALMENTE ENTIENDE LOS PROBLEMAS ACTUALES DEL DESARROLLO EN AMERICA LATINA?

Por:
Eduardo Gudynas

Publicado el 01/01/2010

En el presente contexto de crisis global, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), presentó su reporte anual sobre la inserción internacional del continente. Su abordaje es convencional, varios temas críticos están ausentes, y las
alternativas de salida son tímidas, o incluso plantean un retroceso
hacia formas de cooperación regional. Debido a esas y otras propuestas,
parecería que este análisis de la Comisión no hubiese sido elaborado en
tiempos de crisis global, y para una América Latina donde están en
marcha cambios políticos profundos.


La reciente edición del “Panorama sobre la Inserción Internacional de
América Latina y el Caribe 2008-2009”, fue presentada en Santiago de
Chile el pasado agosto. Un primer aspecto llamativo en ese reporte es
que si bien se reconoce la seriedad de la crisis internacional, por otro
lado se sigue apostando a una globalización convencional como vía de
salida. La CEPAL vuelve a apoyar la actual arquitectura de gobernanza
global bajo la OMC, e incluso reclama profundizar la liberalización
comercial concluyendo la Ronda de Doha.


Un segundo aspecto destacado es que la CEPAL reduce la amplia
problemática de la “inserción internacional” a las cuestiones
comerciales. La geopolítica latinoamericana y mundial desaparece en
tanto prevalecen los asuntos del comercio exterior, donde una de las
principales vías de recuperación debería ser aumentar las exportaciones.
El papel subordinado de América Latina como proveedor de materias
primas, no se pone en discusión.


Por este tipo de posturas, el reporte de la Comisión expresa un cierto
optimismo en la globalización, se admite que tendría sus problemas, pero
se considera que a fin de cuentas puede ser gerenciada, manteniendo de
esa manera su esencia. Entre esos cambios, y a tono con el momento
actual, se espera un papel activo del Estado. Pero cuando se examina más
atentamente esas propuestas, en muchos aspectos se parece demasiado a
una socialización de las pérdidas empresariales que a un cambio
sustancial en las estrategias de desarrollo.


Un tercer aspecto a subrayar es que la CEPAL admite que los procesos de
integración regional enfrentan varios problemas, y que tienen síntomas
de estancamiento. Como respuesta a esas dificultades, no se ofrecen
alternativas para alcanzar las metas siempre repetidas de la
integración, como pueden ser las políticas sectoriales comunes o una
verdadera articulación productiva. Por el contrario, la Comisión da un
paso atrás y propone enfocarse en acuerdos de cooperación, con lo que se
renunciaría a las metas originales de la integración continental.


Esas posiciones indican que la CEPAL insiste en sus ideas de
“regionalismo abierto”, apuntando a un modelo regional de cooperación y
liberalización comercial al estilo de APEC – la organización de
cooperación de Asia y Pacífico. No entiende que esas ideas, y ese tipo
de vinculación, no solo no han funcionado adecuadamente en nuestro
continente, sino que la crisis actual las han puesto en jaque. Al
contrario de esa perspectiva, un problema clave de la inserción
internacional latinoamericana es superar su vinculación subordinada a la
globalización y romper con la persistente primarización de sus
economías, donde continuamos siendo exportadores de materias primas. Es
así que la CEPAL debería apoyar otra integración regional, como paso
indispensable para poder ensayar desvinculaciones selectivas con la
globalización y recuperar la autonomía en diseñar estrategias propias de
desarrollo que no dependen solamente de los mercados exportadores o de
los inversores extranjeros.


Las secciones dedicadas a la dimensión ambiental ejemplifican otro tipo
de distorsiones. Por un lado se enfatiza el cambio climático, pero no se
advierte que en América Latina buena parte de las emisiones de gases con
efecto invernadero provienen de las prácticas agropecuarias, la
deforestación, o cambios en el uso del suelo. En otras palabras, en
nuestra región el tema del cambio climático necesariamente implica
discutir las políticas agropecuarias, y por lo tanto la inserción
internacional de varios países como grandes exportadores de
agroalimentos. La CEPAL se saltea todas estas cuestiones.


En contraste con ese discurso ambientalista, el reporte de la Comisión
llama a resistir el proteccionismo verde, pero sin profundizar en esa
cuestión. Es cierto que las medidas ambientales se pueden usar como
trabas al comercio, pero también es hora de comenzar a reconocer que
muchos gobiernos usan esas excusas para no aplicar medidas efectivas
dentro de sus países.


A lo largo de las páginas del reporte sobre inserción internacional no
emergen alternativas sustantivas. Por momentos la CEPAL defiende una
reparación del capitalismo contemporáneo, y no se adentra más
profundamente en los terrenos de su reforma sustancial o transformación.
Mientras que muchos discuten la necesaria regulación sobre los flujos de
capital, o cambiar la estructura y funcionamiento de organizaciones como
el FMI, la CEPAL vuelve a apostar a ese sistema financiero
internacional. Ni se mencionan diferentes propuestas en ese sentido,
como las planteadas por la comisión especializada de Naciones Unidas
comandada por Joseph Stiglitz.


Estos ejemplos muestran que desde varios flancos este reporte de la
CEPAL maneja ideas convencionales y en buena medida minimalistas.
Tampoco ayuda el estilo de redacción, ya que en muchas secciones es
difuso y con distintas condicionalidades que matizan sus propuestas.
 
Finalmente, el reporte aparece desconectado de muchas discusiones y
ensayos que actualmente están en marcha en América Latina. No se
discuten en detalle los intentos del ALBA por otro tipo de integración
regional, los primeros pasos con el Banco del Sur para lograr otra
arquitectura financiera, instrumentos novedosos como el propuesto
sistema de pagos recíprocos (SUCRE), o los primeros pasos en redefinir
el desarrollo desde el “buen vivir” en marcha en Ecuador. Algunas
secciones del documento cepalino parecerían haber sido redactadas en
otro tiempo, y en otro continente.


Todo esto indica que el informe de CEPAL sigue profundizando la
perspectiva neoestructuralista reciente, haciéndose cada vez más
funcional a la globalización, pragmático, y aplicado a la estabilidad
macroeconómica. Se insiste en el crecimiento económico a partir del
aumento de las exportaciones y captación de inversiones, lo que lleva a
que las políticas sociales y las medidas ambientales siempre queden
subordinadas y nunca pueden poner en riesgo esas metas. Es, al fin de
cuentas, una postura muy convencional, alejada de la originalidad que
desplegaba la CEPAL en sus primeros años bajo la batuta de Raúl Prebisch.
 
Por lo tanto, el reporte de CEPAL sobre la inserción internacional no
ofrece aportes sustantivos a los debates latinoamericanos sobre la
crisis global, ni promueve alternativas novedosas. Este es un problema
que se viene repitiendo en los últimos años, y por lo tanto cabe
preguntarse si la CEPAL realmente está entendiendo la problemática
actual del desarrollo latinoamericano.


- Eduardo Gudynas es analista en CLAES D3E, un centro de investigación
en temas de desarrollo sustentable. El presente artículo se basa en un
documento más extenso publicado en la serie Observatorio de la
Globalización en www.globalizacion.org

 
Más información: http://alainet.org

RSS: http://alainet.org/rss.phtml