LOS RIESGOS DE NO INVERTIR EN BOLIVIA LAS RESERVAS INTERNACIONALES

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Publicado el 01/01/2010

¿Neoliberalismo o nacionalismo? Las decisiones que se tomen, al iniciarse el nuevo período de gobierno, sobre las inversiones que el Banco Central de Bolivia (BCB) hará con las reservas internacionales netas (RIN) marcarán la diferencia entre un gobierno típicamente neoliberal y otro de orientación nacional.

El actual régimen, durante los cuatro años de la gestión que concluye, se dedicó a propalar propagandísticamente el sendo crecimiento de las reservas, de 1.5 mil millones a más de 8.5 mil millones de dólares. Lo que no hizo es informar que ese dinero lo "invierte" (presta) a bancos y países extranjeros, los que, a su vez, lo canalizan para financiar a sus propias empresas o sus déficits fiscales. Mientras tanto en Bolivia el acceso al crédito está restringido y los más importantes proyectos, como los de industrialización del gas, petróleo y otros, están aplazados, a la espera de difusos y resbalosos "compromisos de inversión" de transnacionales extranjeras, como el caso de la Jindall y la exploración y explotación hidrocarburífera.

No quepa duda que ayudó en buena medida al crecimiento de las RIN la vigencia temporal (de mayo de 2006 a mayo de 2007) del Decreto Supremo de Nacionalización de Hidrocarburos, mérito indiscutible de este gobierno, que elevó sustancialmente en ese período los ingresos fiscales por la exportación de gas y petróleo (82%-18% en los megacampos). Asimismo, la vigencia desde mayo de 2005 de la Ley de Hidrocarburos No. 3058, que elevó del 18 al 50% (IDH) la renta petrolera directa a favor del Estado, fue el otro factor determinante para una rápida acumulación de reservas, tomando en cuenta que, precisamente luego de esas medidas oportunas, los precios del gas y petróleo a nivel mundial crecieron a niveles insospechados (el petróleo llegó a cotizar más de 140 dólares por barril).

El ritmo de crecimiento de las RIN bajó cuando se pusieron en plena vigencia los contratos de producción compartida de petróleo y gas (mayo de 2007 y demérito del actual régimen), que dejó sin efecto el 82-18 y se retornó al promedio de 50-50% instituido por la Ley de Hidrocarburos. La disminución de precios de minerales exportados por Bolivia también afectó dicho ritmo, estancando las RIN en un poco más de los 8.4 mil millones de dólares en los últimos nueve meses.

Lo que no varió fue la política de exportación del ahorro interno (las RIN) aplicada implacablemente por el BCB. Así, virtualmente la totalidad de esas reservas son enviadas al exterior en forma de préstamos a bancos y al deficitario Tesoro estadounidense aún en momentos en que la crisis financiera internacional, originada en Estados Unidos, quebró a bancos en todo el mundo e incrementó el déficit fiscal de EEUU a niveles técnicamente impagables, poniendo innecesariamente en riesgo el ahorro de los bolivianos. El BCB y el Gobierno nunca explicaron las razones para mantener esa política casi suicida.

En la lógica neoliberal, esas reservas, dicen, "en países particularmente subdesarrollados como el nuestro", deben servir de base para  que cumplan "...una función específica de rango particularmente crucial, como es la de afirmar la seguridad del sistema financiero, protegiendo a éste contra factores que desde dentro y fuera del país generen efectos de volatilidad de la moneda nacional. Estos desajustes, como se sabe, determinan inevitables y negativas repercusiones en el PIB y en las balanzas comercial y de pagos" (¿?). Lo aconsejable, añaden, "es no seguir metiendo la mano en las reservas monetarias internacionales que están a cargo del Banco Central de Bolivia. Seguir haciéndolo expone al país a graves riesgos de desestabilización" (Editorial La Prensa, 6/01/10).

Consideramos, por el contrario, que las RIN, en la medida que sean invertidas dentro de nuestro país, para financiar industrias estratégicas, generadoras de riqueza con valor agregado, generadoras de empleo y actividad económica interna, permitirán que abandonemos la condición de país semicolonial ("subdesarrollados"). Consideramos también que, precisamente no haber metido la mano en esa riqueza acumulada durante la larga noche neoliberal, es una de las causas fundamentales para haber mantenido esa indigna condición.

Así, sólo en la medida que dentro de Bolivia crezca la actividad generadora de riqueza, empleo, tecnología y bienestar basada en el uso de nuestro propio ahorro interno, tanto más seguro estará el sistema financiero frente a riesgos externos e internos y frente a potenciales crisis financieras que afecten la exportación de materias primas.

Lo que a la luz de lo anterior queda claro, es que mientras persista en Bolivia la mentalidad colonial enquistada en sectores políticos ahora felizmente reducidos, pero que se expresan aún en éste régimen de gobierno (BCB), la condición de país semicolonial ("subdesarrollado") persistirá hiriente y nos perpetuará en la condición de mendicantes, la misma que vergonzosamente para todos los bolivianos, se ve aún en las calles de nuestras ciudades capitales, cuando familias enteras de indígenas, con alto grado de desnutrición, siguen estirando la mano mientras financiamos economías y bancos extranjeros en plena vigencia de un gobierno indomestizo.