AY CHILE, COMO ME DUELES CHILE

Por:
Gioconda Ana Aguilar de Benedetti

Publicado el 01/02/2010

Queridos todos:



 no imaginan la pena, el dolor, la decepción, la verguenza que siento ante los
 resultados de las elecciones presidenciales en Chile.


 Cuando todo el continente vuelca sus ojos y esperanzas hacia el corazón,
 Chile hace exactamente lo contrario.



 Chile, ay Chile, cómo me dueles Chile, país que se arrodilla ante la dictadura y que premia a su herederos.



 Que sigue regido por la constitución nefasta que diseñó Pinochet y que no
 tiene el coraje de cambiar.



 Chile, país donde los sanguinarios devoradores de la vida se alzan con las
 banderas de la esperanza y del porvenir.



 Donde los miserables se creen ricos y desarrollados por ser esclavos de las
 tarjetas de débito y hasta de crédito en algunos casos.



 Chile, país donde desde los años 80 la educación dejó de ser ni remotamente
 liberadora y se transformó en un enorme, invisible y eficáz bisturí para
 lobotomizar a las niños chilenos pertenecientes a la masa, esa integrada por
 pobres y menos pobres, esa que no puede pagar colegios particulares de élite
 donde sí educan  y desarrollan el intelecto de los futuros empresarios,
 políticos, ministros y presidentes. Ay, queridos pinguinos, ustedes son lo
 único rescatable, la única esperanza de ese ahora más triste y gris país.

 Chile, donde la publicidad y el marketing tienen convencidos a sus habitantes
 de que es genial ser chilenos, de que es genial vivir en ese país de orden y
 desarrollo, de que el Mercado es Dios todopoderoso, que sólo él permite el
 bienestar, el progreso, el desarrollo...



 también les hace creer o resignarse a creer que sus casitas de cartón son
 viviendas, que sus inequidades, injusticias y exclusiones son necesarias para
 mantener el equilibrio macro... ¿macro qué? macro injusto, macro mentiroso,
 macro perverso?...



 Y lo peor de todo es que los chilenos se lo creen, y juran que es mejor lo
 malo conocido que lo bueno por conocer, que "si es chileno, es bueno", que son
 los suizos de sud américa, los tigres del Pacífico y no sé cuantas fantasías
 más. En todo caso, todo muy cosmopolita, muy europeo, gringo...  cualquier
 cosa excepto algo con olor a indio, a América, a raíz y orígen autóctonos. Esa
 es otra de las feroces heridas que dejó la dictadura: nos separó del
 continente. Ya no nos reconocemos como sudamericanos. Somos solo una costilla
 suelta apenas arrimada a la columna vertebral del continente.

 Chile, país que ahora nuevamente sufrirá la razón de la fuerza, ya que no fue
 capaz de construir la fuerza de la razón.




 Chile, qué hiciste con los chilenos, con su historia?



 Chilenos, qué hicieron con Chile y su historia?




 ¡¡Carajo, Chile, ¿qué hiciste con tus nervios, tu sangre y tu memoria?!!